“¿El estrago que pueda producir en las almas sencillas la exposición despiadada de nuestra íntima tragedia? Ah, no; hay que despertar al durmiente que sueña el sueño que es la vida. Y no hay temor, si es alma sencilla, crédula, en la feliz minoría de edad mental, de que pierda el consuelo del engaño vital”
Unamuno: Obras completas, X, Madrid, Afrodisio Aguado, 1958, pp 991
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