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El catolicismo apostólico y romano que
ahora vivimos es una más de las posibilidades con el cual el cristianismo
evolucionó. Y
una más de las posibilidades, tal vez la mas atroz y oscura, de como el
cristianismo podría desarrollarse en tierra hispanas. La imaginería, las
procesiones sanguinolentas, el culto a
la virgen, los sacramentos –como el del matrimonio- se dispusieron en el
periodo de 1545 a 1563. Los dogmas,
ritos y estructura del catolicismo fueron fijados por un concilio ecuménico
celebrado en Trento, y que reunió a numerosos teólogos y miembros del clero. Jesucristo
tuvo poco que decir en él, y mucho menos lo que se denominaba «philosophia Christi». Un modelo de Reforma cristiana que
había cundido en España bajo las enseñanzas de Erasmo de Rotterdam. Es sorprendente que en ¡ En la
Historia de la Filosofía del padre dominico Guillermo Fraile, vol. III, (la que
estudian en los seminarios) me encuentro, tan solo, dos páginas sobre lo que
significó el erasmismo en España y lo que significó el humanismo cristiano y la
reforma! . Sin embargo, la obra de Erasmo es fundamental para entender dos obras
maestras de la literatura española: El Quijote y el Lazarillo de Tormes. Sin el
erasmismo de Cervantes, ni el erasmismo del autor anónimo, estas obras no son
entendibles, ni tampoco del porqué y el cómo del humanismo español. Hace falta
una labor genealógica para descubrir las esencias de lo español, pues el
silencio ha velado su significado: pasear por las calles de Alcalá de Henares y
descubrir el modelo urbano se convierte en fundamental para encontrar los
rastros de ese pasado que se oculta en intereses muy poderosos. En el humanismo
cristiano de Erasmo: “Se ensaya un método nuevo de defensa del cristianismo frente
a sus enemigos. Se proponen las estrategias de lucha: el conocimiento y
seguimiento de Cristo como Maestro y Capitán, la lectura y la experiencia de la
Escritura Sagrada y la oración personal. El Enquiridion, concebido como manual
de doctrina y método de defensa del cristiano de a pie, descubre la
«philosophia Christi», lo que es el cristianismo, e invita a vivirlo en su
verdadera esencia. Hay un cristianismo exterior de prácticas añadidas que se ha
de superar para llegar a un cristianismo interior”. De todo esto: nones. El
concilio de Trento fue el centro de la llamada “Contrareforma”. Por Reforma, en sentido contrario, se
entiende el humanismo cristiano que en España estuvo representado por la labor
de Cisneros, y la creación de la Universidad de Alcalá de Henares, la búsqueda
de los padres de la iglesia y de la investigación filológica de la Biblia. Por
ello se abre el colegio trilingüe, con el objeto de estudiar los textos en los
cuales está escrita: griego y hebreo; además del Latín, con la cual estaba
escrita la vulgata de San Jerónimo. Sin embargo, en España se convierte en
poderosa una visión teologal posterior que configurará el catolicismo en España de un
modo brutal y que explicará su atraso. Menéndez Pidal escribirá un libro sobre
los “heterodoxos españoles”: son éstos, atinamos más, los erasmistas. Hasta que
Marcel Bataillón el hispanista francés publica su obra no seremos conscientes
de ello. España tiene un punto central en la modernidad y se está debatiendo en
un modelo teológico que exportar a nuevo mundo encontrado por la cristiandad. Y
lo que hace es retrotraerse y organizar una institución al efecto; una
organización conquistadora, que requiere de una tremenda jerarquía, para arrumbarse
una misión: cristianizar un mundo nuevo. Y aquí empezará un catolicismo que
diferenciará al cristianismo -luterano, calvinista y anglicano- del norte de Europa. En el cristianismo
español –porque español es el concilio de Trento, aunque se celebre en Italia-
se caracterizará por imponer un modelo de centralización de Poder para una parte
de los cristianos – una parte del cristianismo que representará el atraso en lo
que Max Weber llamó el “espíritu del capitalismo” y que hará que España pierda
la centralidad de la historia en las revoluciones burguesas del siglo XVI- . La
idea de la salvación del ser humano tanto por la fe como por las buenas obras.
Con lo cual, no le será necesario al cristiano triunfar en la vida, como al
calvinista o al luterano: con tener fe, le bastará. La
consideración de la presencia real de Cristo en el sacramento de la Eucaristía,
que es un invento de Trento. La acumulación de los altos cargos en la jerarquía
eclesiástica. La Vulgata
de San Jerónimo como texto oficial de la Biblia y la interpretación de las
Sagradas Escrituras reservada a la Iglesia católica. Lo que explicará el atraso
educativo en España desde entonces. Mientras en Europa la población leía los textos
sagrados completos como deber, aquí la lectura solo la hacía el clero y, además, en el peor de los
textos posibles: un texto latino y con muchas incorrecciones. La sistematización
de las ceremonias litúrgicas, dando más poder al clero sobre las conciencias.
Así como la veneración a la Virgen y a los santos, algo característico desde
entonces, que no de antes. Y lógicamente, la creación de seminarios diocesanos para
nutrir una casta sacerdotal que tiene como misión interpretar la “verdadera”
palabra de Cristo y, por tanto, de la salvación. Lo que Foucault “llamó el
Poder pastoral”: como un apoderamiento de la subjetividad, es lo que se
multiplicó en el catolicismo español. En definitiva: un contra-humanismo.
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