La Hidra poseía la virtud de regenerar dos
cabezas por cada una que perdía o le era amputada, y su guarida era el lago de Lerna en el golfo de la Argólida
(cerca de Nauplia),
si bien los arqueólogos han confirmado que este lugar sagrado es anterior
incluso a la ciudad micénica de Argos,
pues Lerna fue el lugar del mito de las Danaides.
Bajo sus aguas había una entrada al Inframundo
que la Hidra guardaba.
Los detalles del enfrentamiento son
explicados por Apolodoro: advirtiendo que no podría derrotar a
la Hidra de esta forma, Heracles pidió ayuda a su sobrino Yolao. Éste tuvo la idea
(posiblemente inspirada por Atenea) de usar una tela ardiendo para quemar el muñón del
cuello tras cada decapitación, cauterizando la herida y evitando así que las
dos nuevas cabezas brotasen. Heracles cortó todas las cabezas y Yolao quemó los
cuellos abiertos, matando así a la Hidra.
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