Introducción:
Para esta lectura de El Capital de Karl Marx voy a emplear un volumen
de antología publicado por Alianza Editorial. En la Biblioteca de mi
localidad se encuentra distribuido en dos volúmenes, el Tomo I. La
traducción es mejor aquella, la de la biblioteca, el volumen es, además,
más completo, pero empezaré por la antología, por tenerla más a mano.
Después iré a las lagunas. El objetivo de la lectura, ya somera, es
descubrir claramente el pensamiento crítico de la economía política
marxiana. Leer a Marx mismo, aunque en sus traducciones. ¿Por qué?
Porque Marx sigue vigente para explicar la realidad económica actual y
la realidad mundial, pues. Sin Marx, opino, no se entiende nada de lo
que ocurre. ¿Por qué este interés por Marx? Se inició por mis estudios
en economía y teoría económica. En ellos descubrí la falta de
autenticidad de la Economía Política burguesa. Tomo la palabra
“inauténtico” de Ortega, cuando hablaba de los neokantianos, pues
entiendo que el efecto es similar. Esto es: la teoría económica, advertí
ya entonces, se basaba en relaciones de cosas en el mercado,
fundamentado en “el concepto de utilidad” e intuí que era un presupuesto
falso para entender la realidad de los fenómenos económicos. Comprendí
que eran necesarios conocimientos de filosofía para entender que se
encontraba detrás de aquellas variables abstractas. A parte de mis
dificultades para con la matemática, pues venía de letras mixtas, con
Historia del Arte como optativa, me llevó a cambiar de estudios:
jurídicos. Y por la necesidad de entrar rápido en el mercado laboral,
elegí “relaciones laborales”. En él estudié “el fenómeno” de las
relaciones laborales y comprendí su trascendencia como núcleo
fundamental en la creación de riqueza. Hecho fundamental fue el estudio
de Alonso Olea, profesor duro y complejo, con un manual difícil de
verdad: “Introducción a Derecho del Trabajo”, que es toda una obra
maestra de escritura jurídica. Me introduje en sus vericuetos y allí
apareció Hegel y Marx inextricablemente unidos. En la asignatura
“Historia del Trabajo” elegí para el examen un tema libre: “Historia de
la Alienación del Trabajo”. Pregunta auto formulada que elaboré sobre un
libro muy difícil de encontrar de Alonso Olea sobre la materia. La
experiencia de las relaciones laborales, alienación, capitalismo,
jornada de trabajo, salario, explotación y miseria lo descubrí de facto
trabajando en un departamento de recursos humanos, abiertas sus puertas a
la calle, se veía entrar “la exterioridad” del sistema. Allí descubrí
que Marx tenía razón e intuí, como dice Dussel, que Marx era un pensador
moral. Esas son las razones por las que voy a releer a Marx con
profundidad, ahora que creo que puedo entender casi todas de sus
palabras (en especial tras leer un libro de Dussel sobre las metáforas
teológicas en Marx). Para entender a Marx me ha ayudado, además, las
explicaciones de Enrique Dussel, pues. Las conexiones con Dussel se
establecen desde el momento en que hice un trabajo sobre los estudios
universitarios de teología en Alcalá de Henares en el siglo XVI, como un
modelo que se lleva a hispanoamérica. Así Dussel es un filósofo al que
interpreto muy bien, pues aparte de entender el concepto de “primera
modernidad” reforma humanismo cristiano y posterior fundación de la
orden jesuítica (al entender el conflicto reforma-contrarreforma
religiosa en España), se une mi interés por la relación de alienación.
Así pues, Dussel se convierte en un filósofo de interés para mí, pues su
objetivo intelectual es acorde al mío. En mi caso como interpretación
de esos mitos (relatos cronológicos que encubren voluntades de poder)
contados sobre el España. Mis reflexiones sobre la Universidad
complutense, y sobre Cervantes, me dieron a conocer la realidad de un
siglo, el XVI y que es de vital importancia para conocer el inicio de
capitalismo mundial y para explicar qué papel representó España en él, y
porqué de su atraso. Con Dussel, cuando lo descubrí, me reafirmé a lo
que yo entendí entonces.
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