La falacia quid pro quo consiste en tomar una cosa por otra. Esa es la
falacia fundamental de la economía positiva (burguesa) actual: confunden
valor de uso con valor da cambio. La confusión no es inocente. Interesa
que así sea. El que gana dinero con esa confusión no va a permitir que
esa verdad no sea verdad. Como filósofo de la sospecha (Ricoeur), como
Nietzsche, Marx advierte que no es oro todo lo que reluce: lo que
aparece es miseria. Y la verdad, una voluntad del Poder. Dicen los de la
cuerda liberal-positivista que Nietzsche explicó el superhombre como el
empresario capitalista. No les falta razón. Cuidado con Nietzsche para
los no avisados: su moral como contra-moral puede llevar a la moral de
los Dioses Empresarios. Superhombres capaces de generar valores de
dominación. Pero estamos en la falacia quid pro quo, contradicción de la
fórmula general del capital. Porque, en realidad, nos dice Marx las
cosas no producen puramente. No se pasa de D-D` ex nihilo. O tal vez sí.
El valor es una categoría metafísica. No entender eso es no entender
nada. Por eso dice Parménides que el ser es y el no-ser no es. Como
categoría del pensar ser y pensar son lo mismo. Sin ser no se entienden
las reglas del juego. No se entiende la jugada. Eso es lo que no
comprende la economía política burguesa: en realidad no entiende la
jugada –porque no le interesa comprenderla-. ¿Le interesa a Rodrigo
Rato, a Montoro, a Guindos conocer “la esencia metafísica” de El
capital? Les interesa solo la ciencia económica fetichizada, como al
FMI, la Unión Europea... La que quid pro quo confunde valores de uso por
valores de cambio; y no entren en el meollo metafísico del valor. La
ilusión de que la plus-valía es sobreprecio nominal. Compro mercancía
por 10 y la vendo por 20. Detrás de ello siempre hay valor-trabajo
robado, pero no lo quieren ver. Compro un piso por 10 y lo vendo por 20:
reunión de pastores, ovejas muertas. “Vender- nos dice Marx- a esa
clase de mercancías por encima de su valor significa entonces sólo
sustraerle una parte del dinero que se le ha dado gratis” (Pág. 115) y
continua en unas frases axiales, que entronca con la teoría de la
dependencia de Dussel:” Las ciudades del Asia Menor pagaba tributo anual
en dinero a la antigua Roma. Con ese dinero Roma les compraba
mercancías, y las compraba demasiado caras. Los habitantes de Asia Menor
estafaban a los romanos conquistadores, recuperando por vía comercial,
una parte del tributo que les habían entregado. Pero a pesar de ello los
verdaderos estafados eran los habitantes del Asía menor”. ¡Todos somos
los estafados!... los que generaban el valor eran los habitantes de Asia
menor, fabricando mercaderías a cambio de un salario. Un salario que no
les paga todo el valor –toda la vida, tiempo de vida- dejado en la
vasijas, en las olivas recolectadas, en el aceite prensado, en los
burros acarreados por las trochas, en el barro amasado, en el cereal
plantado, en las hierbas desbrozadas, en las tierras abancaladas, en la
tierra labrada, en la materia envasada, en el embalaje producido, en las
cajas atadas, en las mercaderías estibadas, en los remeros de los
trirremes remando. “la totalidad de la clase capitalista de un país no
puede perjudicarse a sí misma” (Pág. 116). En Asía Menor unos producían
valor, otros se lo apropiaban. M-D Mercancía por Dinero. La circulación,
el intercambio de mercancías no produce ningún valor. Se coja por donde
se coja. “Resulta, pues, que la plusvalía no puede surgir de la
circulación, que, por lo tanto, en su formación tiene que ocurrir a sus
espaldas {yo diría más bien a espaldas de otros: a las espaldas
nuestras}, algo que en ella misma es invisible” (pág. 117) y se pregunta
después “¿Puede proceder la plus-valía de algún lugar que no sea la
circulación?” ¿Cómo se valorizan las mercancías? ¿Cómo se añade valor al
valor? ¿Por qué el comerciante de Asia Menor se forra y el agricultor
que siembra las olivas, que produce la mercancía, el acemilero, el
remero, el alfarero se empobrecen. Porque no se paga todo el trabajo.
¿Qué es el plus-valor pues? Trabajo no pagado. Apropiación. Robo. Robo
generalizado como el que hoy se produce: del trabajador a Caja de
Madrid, de América Latina a América del Norte, de África a Europa. Robo
mundial del que trabaja (del trabajo social medio). Robo de unos pocos a
todos y cada uno de nosotros. Ya estudiaremos la falacia de la
burocracia directiva: otro mito que destruiré. Bien estudié a Mintzberg.
Nos mola gestionar, dirigir, el negocio: Una oveja más en el redil y
una mentira más (los que dirigen se lo llevan a la saca: no hay nadie
que cree el valor desde su punto de incompetencia; suele ser un lobo
dirigido por otro lobo. Los tengo calados. Un tonto dirigiendo tontos.
Un absurdo); Weber también le tengo estudiado. Y aunque hay cosas
interesantísimas y claves (el desarrollo capitalista como moral
religiosa), hay otras que no lo son tanto. Sociología industrial
burguesa. Una maravilla positivista y puro relato cronológico mítico
fetichizado. No análisis sincrónico-filosófico. Verdadero saber con más
de dos milenios de antigüedad.
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