El Capital de Marx constituye una
continuación a una obra previa suya: Contribución a la crítica de la economía
política. Marx lo que se propone investigar, como un Físico, es el modo de
producción capitalista y las relaciones de producción y de tráfico. Marx vive
en Inglaterra y además es un filósofo alemán. Pertenece a una tradición
filosófica impresionante que le precede: Kant, Fichte, Schelling, Hegel. Tiene,
pues, unas herramientas poderosas para interpretar filosóficamente los hechos
que advierte en Inglaterra; y tiene unas herramientas que no poseen los propios
economistas ingleses: Filosofía de alto nivel. Es un alemán, con lo que ello
supone filosóficamente hablando, en una tierra pragmática. Y con ojos de
lechuza hará descubrimientos insospechados. Descubre las leyes capitalistas que
se imponen como ley de bronce. La misma que hoy 2014 se mantienen. La cabeza de
medusa persiste y somos como Perseo envueltos en un manto de niebla. Ciegos y
estupidizados. De nosotros se cuenta la historia: “De te fabula narratur”. Marx
encuentra la pista del movimiento: la ley económica del capitalismo. Y lo hace
de pleno. Solo que hay que saber Filosofía, Dialéctica, para entenderlo. Hay que
conocer a Platón, y lo que es la Diáiresis ascendente desde lo abstracto a lo
concreto, Hay que saber lo que es fundamento y condición de posibilidad, lo que
es ser y lo que es esencia. Y de eso, los economistas no saben nada. ¿Qué van a
entender pues? Si su ciencia es una ciencia fetichizada. Absolutizada. Donde
olvidan relaciones fundamentales que se olvidan de un plumazo. Y ¿Qué es lo que
se olvida? Se olvidan de que nuestro trabajo, el de todos, el social, el que
cada uno cada día realiza, lo que se produce, no es otra cosa que vida. Que las
cerezas que el fruticultor lleva a los almacenes son algo más que cerezas. Es
vida. Es la vida objetivada. Y que cuando esas cerezas aparecen en el expositor
de Mercadona no es tan solo un objeto de satisfacción de necesidades: es la
vida de muchas personas, tiempo de trabajo y de relaciones sociales. Muchas de
ellas relaciones de enajenación de vida, de tiempo.
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