lunes, 22 de septiembre de 2008

hipocresía, envida y egoísmo como valores educativos


Hace ya tiempo que comenté mi postura al tanto de la “educación para la ciudadanía” y que ahora repito: 1) toda educación que se precie es “educación para la ciudadanía”: todo lo que no sea de esa manera, en sentido contrario, “adoctrinamiento”. 2) El principio ético principal y el fundamento del magisterio es la educación para la libertad, en el sentido de hacer a los educandos: los "Hombres" en potencia que los niños aún son en acto, como crisálida, trasformarse en Hombres y Mujeres en todo su sentido: Personas Libres. Todos estos términos son más difíciles de definir de lo que una opinión simplista puede llegar. Al tanto de los términos y conceptos primarios sobre educación se están haciendo interesadas interpretaciones. La reflexiones sobre materia educativa no han quedado definitivamente zanjadas, pero éstas quedaron desde el siglo XIX lo suficientemente delimitadas. Pestalozzi, Montesori, Fröebel, Fritz Märtz, desde la pedagogía, Piaget desde la psicología; posteriormente la psicología evolutiva o, dentro de nuestras fronteras, las reflexiones de Giner de los Ríos y, posteriormente, Ortega, han puesto sobre el tapete los materiales, conceptos y herramientas de trabajo. Sin embargo, a todos estos términos se les está dando una interpretación interesada por motivos varios: el más importante es las relaciones de Fuerza y Poder por parte de grupos determinados así como el mantenimiento del status quo social. El sistema educativo español adolece de múltiples problemas, pero, quizá, el más importante sea éste que digo. La división entre “escuela pública” y “escuela privada” concertada, o no. Bueno, ya saben ustedes que, para mí, en realidad el mal básico de las relaciones humanas todas se encuentran en otro sitio: en la hipocresía, en la envidia, el egoísmo, el homo-centrismo de determinadas personas y grupos y el etnocentrismo. De ahí derivan, más allá, las relaciones más amplias que sobre estos "valores" se sostienen: relación de Fuerzas sociales y Poder. Es así: si esas actitudes se esconden detrás de las relaciones humanas ¿Cómo no van a caer estas dentro del debate sobre la educación? Detrás de los conceptos del "esfuerzo" y no se que otras gaitas que disponía la LODE, se esconden esos elementos enunciados. El debate no es baladí: con la escuela y el debate sobre educación se esconden esas losas. Es así de claro, y quien no lo vea, ciego es, y quien lo ve y lo promueve interesados y todo lo demás (me refiero a los pilares educativos de facto) son. Si para determinados grupos y personas los valores que se esconden son, la hipocresía, la envida, el egoísmo, el homo-centrismo individual y de grupo y, por último, de etno-centrismo – todos ellos adjetivos y actitudes muy humanas, por cierto, pero no justificables- y unos “valores religiosos” - no discutibles en sí- que entroncan con los anteriores, nos coloca en el sistema esquizofrénico de la educación española hoy. Los hechos Vallinclanescos acaecidos en Valencia en aplicación de la asignatura de “Educación para la ciudadanía” en los colegios públicos es una muestra de lo que enumero. Anoche en Intereconomía TV se mantuvo, como no podía ser de otra manera, un desigual debate sobre la asignatura de “educación para la ciudadanía”, desigual debate, me refiero, porque fue un tres, de un lado – moderador, un “profesor de instuto”, no sabemos cual, y otro tipo que, por no saber, no sabía ni enumerar el art. de la CE correspondiente- contra uno, - el presidente de la fundación CIVES. Desigual, digo, porque los argumento de uno habían sido escrupulosamente reflexionados y los de los otros, aunque también, venían tamizados, claramente, por algunos elementos: tales como: la hipocresía, la envidia, el egoísmo, el homocentrismo individual y de grupo y el etno-centrismo, así como unos “valores religiosos” que huelen, no a lo que dicen, sino a la enumeración expuesta. La “postura moral” de uno de los contertulios era, a todas luces, la siguiente: Este señor piensa que la moral y la religión están inexticrablemente unidas. En este sentido llega a afirmar, incluso, que las pautas morales de la civilización occidental tiene su origen en el cristianismo. Lo cual, para él, solo se entiende y cobra sentido cuando un estado acepta una religión por verdadera y rechaza todas las demás. Por eso, en su opinión, un Estado que se niega a imponer las creencias cristianas pierde el derecho a imponer la moral cristiana, y eso es contrario a sus principios: El Estado debe elegir solo una postura moral: la de la religión católica, única moral válida y verdadera. Así, cuando el Estado acepta una religión como verdadera, entonces existe una moralidad pública que coincide básicamente con la Religión del Estado y, por eso, debe imponer por medio de la penalidad legal. Todo esto es lo que está en juego y el último término unas posturas morales sobre determinadas materias, como el aborto y la eutanasia, por ejemplo. En intereconomía TV, medio de comunicación vinculado a los ideólogos episcopales de la derecha, podría dejarse de zarangazas: pues detrás de sus posturas morales se encuentra esa: la identifiación del Estado con la Religión y, por tanto, contra el derecho positivo vigente, cuyo vértice es la CE. La postura del que esto suscribe, huelga decir, y la del presidente de CIVES, sostenemos que: “dificílmente podían existir comunidades sociales sin un núcleo esencial de moralidad compartida, pero que de esto no puede deducirse que la moralidad de una sociedad sea inmutable y no pueda evolucionar o cambiar, ni que todos los ciudadanos de un estado hayan de comportarse según los principios de la mayoría – que ni siquiera son- en todos los casos. Esto, al menos, no parece de recibo en un Estado democrático y pluralista. Mucho más si se piensa que no existen valores morales absolutos, universales e incontrovertibles e inmutables. Si se asumen estas premisas - que son las de el que aquí escribe-, debe rechazarse la utilidad de la penalidad legal -o un sistema educativo- que pretenda petrificar o imponer absolutamente la moralidad dominante dentro de la estructura social en un momento determinado” (Manuel Calvo). El contenido fundamental de la signatura “educación para la ciudadanía” es en mi opinión ese. Contenido ya reflxionado desde la fundación Cives pero por una parte muy intensa de la Doctrina científica de Filosofía del Derecho. Claro ésta: de las universidades públicas. Es lógico que grupos de Poder y de presión estén contra estos argumentos, siendo ellos, como son, contrarios a esta última argumentación: pues tratan de imponer su postura sobre la moralidad a todo Cristo, a diferencia de los que como nosotros, laicistas, abogamos. Ellos, en sus casas, que con su pan se lo coman y eduquen a sus hijos como le venga en gana; pero “la moralidad pública mínima” consiste en este último argumento entrecomillado expuesto por Manuel Calvo.

1 comentario:

paredes dijo...

Los que toda la vida han estado adoctrinando, no entienden que se puede educar.
No hay que hacer cuidadanos, según ellos, hay que hacer súbditos.
Claro está, con la excepción de los de su ralea, que esos deben ir a los elitistas colegios dende se enseña a dominar.