jueves, 18 de septiembre de 2008

El cristianismo no es un humanismo I


Se que estamos en plenas fiestas patronales y que no hay mejor política, en ellas, que la de disfrutar con nuestros convecinos convidando a una copa. Se, por tanto, que no es día para hablar mucho de política y calentar nuestra sienes a causa de quítame allá esas pajas de la convivencia social, que es lo que la política es. Pero es que no lo puedo evitar: ando despistado, resacoso, con la cabeza que me estalla, reseco, amojamado, lívido… en dos palabras: hecho una mierda a causa del vino destilado y ¡Zas! Salta la liebre por donde menos te la esperas; y me digo: aquí un nuevo tema para un artículo político que dedico a mis vecinos. Nada: paso por las cadenas de televisión analógicas y me encuetro con Popular TV, otro de los medios de comunicación de la Iglesia Política Apostólica Contrareformista (IPAC) y se me enciende la bombilla. Menuda la que les ha caído a las buenas gentes de la derecha y del PP que discrepan de lo que la iglesia plantea: que son muchos. Me dice un amigo vallense, que es de las mejores personas que te puedes echar a la cara, y que, cuando era joven, fundó un grupo de Punk Rock Rural que él es de derechas – no en vano tiene familiares de ese partido-: todo es una cuestión de votos, me dice: que se necesita estar unido en el partido, aunque se discrepe de todo ese beaterío pues si se disgrega es peor, con lo cual, aunque se que discrepa en todo lo que la iglesia plantea moralmente, entiende que debe ser así. Cosa curiosa, porque dándose el caso de gobernar una vez la derecha nunca gobernarían del todo las ideas que mi amigo tiene y que, para eso, lo mismo me da que me da lo mismo gobernar o no. De todas formas el planteamiento que me expuso, después de llevar bebidas unas 7 copas, me pareció muy razonable. Yo, por supuesto, tengo otra forma de pensar: prefiero defender unas ideas minoritarias, por ejemplo, saber que no voy a gobernar nunca pero en cambio ser coherente con mis ideas. Eso no pasa en el Partido Popular, sus gentes, algunas, apoyan el follar con preservativo y, a la vez, permitir que las iglesias den a la zambomba pública en sus periódicos, televisiones y radios. Tiene usted razón amigo mío: otra copa a mi peña. En fin, de lo que quería hablar es del gamusino que saltó esta mañana delante de mis ojos mientras me desayunaba con los informativos de Popular TV, después de emitir un episodio de mi añorado Willi Fog – para que veáis que estaba resacoso de veras, y me emiten, después, una publicidad suya diciendo que sus valores son los del “humanismo cristiano”, para, después, iniciar una información concienzuda en sus informativos sobre la visita del Papa a Francia y su baño con la juventud. Pero bueno: ¡Ya está bien de confundir los términos!: Ustedes no son humanistas cristianos ni junta que huele. Es cierto que el sentimiento religioso puede ser muy humano, pero hoy en día no pueden confundirse lo términos tan descabelladamente. Ustedes, señores, les ha sonado la campana de que lo progresista dentro de la iglesia es ser “humanista cristiano” y adoptan ese slogan como propio no siendo cierto. Hoy en día la IPAC vive muy por debajo del nivel histórico: sus hombres han quedado avejentados sobremanera sobre la idea del Universo que el hombre contemporáneo del siglo XXI representa. Ha quedado como generación vieja; es cierto que su concepción del Universo y a su enigma ofrecen una posible respuesta, pero el modo de plantearse la pregunta ha quedado trasnochada. El “humanismo cristiano” se denominó a una época, el Renacimiento, donde el sabio cristiano se situó a la altura de sus tiempos, y colocó el paridad a Dios con el Hombre; hablar de “humanismo cristiano” es una falsa interesada: la contrarreforma puso a las Iglesias nacionales recién emergidas en un lugar antitético al “humanismo cristiano”. Los pináculos de los conventos y sus claustros enmarañaron de zarzas y espinas los frontispicios de las Universidades Humanistas. Desde entonces, desde Trento, usar el concepto de “Humanismo cristiano” para la Iglesia es usar el mismo razonamiento falso y engañoso histórico como el decir que antes de Marx existía “luchas de clases” o que las naciones eran realidades ideales antes de su eclosión a partir de 1600. Me gustaría que mis amigos del politiqueo reflexionaran sobre estas interesantes materias sobre política.

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