LECCIÓN 4ª:
La guerra de Melilla, por si no tuvimos suficiente con Cuba.
Recapitulemos lo dicho en las lecciones anteriores y enhebremos más tarde. El primer día vimos como eran los caciques, la oligarquía propietaria y terrateniente, quienes mandaban en los pueblos. Ellos, ayudados por el párroco, el médico y el boticario, centraban la tertulia política local. El resto del pueblo: no pintaba nada. Es importante que retengamos esto para más adelante. El estado se invertebrada de esa manera: en el pueblo gobernaba el cacique y en Madrid el partido del cacique. Eran los dos lugares donde se hacía la política: 1) en “el centro” y, hacia fuera, en “las provincias”, como satélites del mismo centro, donde gravitaban las capitales de provincia que ni pinchaban ni cortaban: salvo con la aquiescencia de los referidos oligarcas que las controlaban desde sus pueblos y 2) en las localidades. Esta era señores la Restauración: la democracia liberal. Problemas españoles resueltos: 0. Problemas españoles dejados sin resolver: todos. En el segundo día vimos el batacazo bélico, pero sobre todo moral, al que éstos patriotas ínclitos, de grandes mostachos retorcidos hacia arriba, impecable vestimenta y sobreros de copa, puestos allí por el tendero del pueblo, el de la barriga hidrópica, y el de los cojones grandes, dirigieron al País, todos ellos grandes patriotas: a la pérdida de las últimas posesiones coloniales. Vimos ayer, además, como era la vida agreste de los pueblos españoles y puse como ejemplo la novela de Blasco Ibáñez. Es ejercicio necesario su lectura. Solo señalar algo importante que en ella se refiere al principio: “cuando se moría (se refiere en el pueblo y era trasladado en la barca del correo) un pobre sin barca propia, el ataúd se metía bajo un asiento del correo y la embarcación emprendía la marcha con el mismo pasaje indiferente, que reía y conversaba, golpeando con los pies la fúnebre caja”. Hoy como ayer: “quien no tiene dinero, pone el culo por candelero”. Quien no tenía nada, nada era. La sacrosanta propiedad y el Derecho Romano. Éstos, como es de suponer, eran casi todo el pueblo menos cuatro. Los dichos más arriba. Por ello el pobre tío Tono, con la Borda, trayendo espuertas de tierra empeñado en una empresa de años, tal vez de toda la vida: tener su propio terruño: una ciénaga donde sembrar el arroz. En fin, continuemos, y dejemos las digresiones literarias para otra ocasión.España era, por tanto, como nos señalaba Ortega, la tierra donde el señorito, el hijo del cacique, al ser detenido por escandaloso, toma el número del guardia para que lo dejen cesante al otro día. En fin: Veamos algunos elementos más de la política nacional de aquellos años: La guerra de Melilla: ejemplo de la villanía gubernamental. Entonces, claro está, no era como hoy: muchos lo han vivido. El ejercito era de reemplazo: se cogía gente del pueblo: los mozos. Y sin más, ni más: al tren, la escopeta al hombro, al barco y a pegar tiros "a los moros". Huelga decir quienes eran los elegidos: me imagino que se supondrá: los hijos de los caciques no, por supuesto. Miren lo que señalaban algunos intelectuales clarividentes en 1909, y verán que es lo mismo que, hace poco, hemos dicho del que se autoproclamaba heredero de Maura y su gobierno. Lean, lean: “Estamos gobernados por una comunidad gobernante de cuya totalidad ignoramos que pensamientos tiene: por un gobierno sin ideas políticas, sin conciencia política. En cuanto a los ministros tomados individualmente, nos costa que algunos de ellos no piensan ni han pensado nunca nada. (…) No rigen, señores, ahora, y nos regirán probablemente cuando el gobierno cambie, gentes respecto a las cuales no podamos aunque queramos ejercitar esa virtud del respeto (…) Platón quería que gobernasen los filósofos; no pidamos tanto, reduzcamos al mínimum nuestro deseo: pidamos que no nos gobiernen los analfabetos. ¡y aún peor ,señores, que los analfabetos intelectuales son los que a la vez practican el analfabetismo moral! (…) Dentro de pocos días caerá probablemente el partido…¿Cómo llamar a ese partido? ¿Puede ser conservador quien destruye la vida de los ciudadanos en Melilla y Barcelona, quien tira al Estrecho los dineros ajenos, quien acaba de quebrar ante Europa la maltraída ampolla del honor nacional? Yo no veo que conserve nada este partido: sólo veo aumentada hoy, gracias a sus desvelos, la fama de la barbarie pública española” (Ortega, Los problemas nacionales y la Juventud). Claro: los hijos del cacique no iban a Melilla. Hilen para próximas lecciones: donde no hay harina todo es mohina. ¿Quién va a la botica? Por cada persona pobre, tres ricas. Como pueden ustedes comprobar, las cosas son sencillas de entender más de lo que parece: no hacen falta arengas enfebrecidas por líderes varios. No hacen falta teorías sociales más o menos abstractas. No hacen falta nombres rimbombantes ni programas políticos concienciadores. Como no se quien dijo (bueno si lo se): No me mees encima y me digas que está lloviendo. Porfetizaba Ortega: Volverán las casacas bordadas de pupilas a encerrar corazones de jaques (referido a los parlamentarios conservadores: Y vaya si volvieron. Maura reencarnado. Buenas tardes.
La guerra de Melilla, por si no tuvimos suficiente con Cuba.
Recapitulemos lo dicho en las lecciones anteriores y enhebremos más tarde. El primer día vimos como eran los caciques, la oligarquía propietaria y terrateniente, quienes mandaban en los pueblos. Ellos, ayudados por el párroco, el médico y el boticario, centraban la tertulia política local. El resto del pueblo: no pintaba nada. Es importante que retengamos esto para más adelante. El estado se invertebrada de esa manera: en el pueblo gobernaba el cacique y en Madrid el partido del cacique. Eran los dos lugares donde se hacía la política: 1) en “el centro” y, hacia fuera, en “las provincias”, como satélites del mismo centro, donde gravitaban las capitales de provincia que ni pinchaban ni cortaban: salvo con la aquiescencia de los referidos oligarcas que las controlaban desde sus pueblos y 2) en las localidades. Esta era señores la Restauración: la democracia liberal. Problemas españoles resueltos: 0. Problemas españoles dejados sin resolver: todos. En el segundo día vimos el batacazo bélico, pero sobre todo moral, al que éstos patriotas ínclitos, de grandes mostachos retorcidos hacia arriba, impecable vestimenta y sobreros de copa, puestos allí por el tendero del pueblo, el de la barriga hidrópica, y el de los cojones grandes, dirigieron al País, todos ellos grandes patriotas: a la pérdida de las últimas posesiones coloniales. Vimos ayer, además, como era la vida agreste de los pueblos españoles y puse como ejemplo la novela de Blasco Ibáñez. Es ejercicio necesario su lectura. Solo señalar algo importante que en ella se refiere al principio: “cuando se moría (se refiere en el pueblo y era trasladado en la barca del correo) un pobre sin barca propia, el ataúd se metía bajo un asiento del correo y la embarcación emprendía la marcha con el mismo pasaje indiferente, que reía y conversaba, golpeando con los pies la fúnebre caja”. Hoy como ayer: “quien no tiene dinero, pone el culo por candelero”. Quien no tenía nada, nada era. La sacrosanta propiedad y el Derecho Romano. Éstos, como es de suponer, eran casi todo el pueblo menos cuatro. Los dichos más arriba. Por ello el pobre tío Tono, con la Borda, trayendo espuertas de tierra empeñado en una empresa de años, tal vez de toda la vida: tener su propio terruño: una ciénaga donde sembrar el arroz. En fin, continuemos, y dejemos las digresiones literarias para otra ocasión.España era, por tanto, como nos señalaba Ortega, la tierra donde el señorito, el hijo del cacique, al ser detenido por escandaloso, toma el número del guardia para que lo dejen cesante al otro día. En fin: Veamos algunos elementos más de la política nacional de aquellos años: La guerra de Melilla: ejemplo de la villanía gubernamental. Entonces, claro está, no era como hoy: muchos lo han vivido. El ejercito era de reemplazo: se cogía gente del pueblo: los mozos. Y sin más, ni más: al tren, la escopeta al hombro, al barco y a pegar tiros "a los moros". Huelga decir quienes eran los elegidos: me imagino que se supondrá: los hijos de los caciques no, por supuesto. Miren lo que señalaban algunos intelectuales clarividentes en 1909, y verán que es lo mismo que, hace poco, hemos dicho del que se autoproclamaba heredero de Maura y su gobierno. Lean, lean: “Estamos gobernados por una comunidad gobernante de cuya totalidad ignoramos que pensamientos tiene: por un gobierno sin ideas políticas, sin conciencia política. En cuanto a los ministros tomados individualmente, nos costa que algunos de ellos no piensan ni han pensado nunca nada. (…) No rigen, señores, ahora, y nos regirán probablemente cuando el gobierno cambie, gentes respecto a las cuales no podamos aunque queramos ejercitar esa virtud del respeto (…) Platón quería que gobernasen los filósofos; no pidamos tanto, reduzcamos al mínimum nuestro deseo: pidamos que no nos gobiernen los analfabetos. ¡y aún peor ,señores, que los analfabetos intelectuales son los que a la vez practican el analfabetismo moral! (…) Dentro de pocos días caerá probablemente el partido…¿Cómo llamar a ese partido? ¿Puede ser conservador quien destruye la vida de los ciudadanos en Melilla y Barcelona, quien tira al Estrecho los dineros ajenos, quien acaba de quebrar ante Europa la maltraída ampolla del honor nacional? Yo no veo que conserve nada este partido: sólo veo aumentada hoy, gracias a sus desvelos, la fama de la barbarie pública española” (Ortega, Los problemas nacionales y la Juventud). Claro: los hijos del cacique no iban a Melilla. Hilen para próximas lecciones: donde no hay harina todo es mohina. ¿Quién va a la botica? Por cada persona pobre, tres ricas. Como pueden ustedes comprobar, las cosas son sencillas de entender más de lo que parece: no hacen falta arengas enfebrecidas por líderes varios. No hacen falta teorías sociales más o menos abstractas. No hacen falta nombres rimbombantes ni programas políticos concienciadores. Como no se quien dijo (bueno si lo se): No me mees encima y me digas que está lloviendo. Porfetizaba Ortega: Volverán las casacas bordadas de pupilas a encerrar corazones de jaques (referido a los parlamentarios conservadores: Y vaya si volvieron. Maura reencarnado. Buenas tardes.
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