viernes, 3 de octubre de 2008

Diez posiciones ético políticas


Va siendo hora que pongamos en solfa todos y cada uno de nuestros valores de una manera clara y sistemática. Valores que nos definen. Unos valores de participación democrática ante la cual los viejos políticos no están preparados: Una nueva forma de actuar. 1) Defendemos una postura de centro-izquierda, puesto que no somos hijos ni nietos de hacendados ni caciques, sino de obreros y campesinos, que, por haber podido comprar una casa o algunas tierras, no nos vamos a creer que pertenecemos a donde no pertenecemos. 2) Nuestra postura política es el “liberalismo social” o el “socialismo liberal”; abogamos por un sistema democrático como el menos malo de los posibles para nuestras sociedades estatales; nuestra misión es hacer frente a “las plutocracias” que nos gobiernan desde todos los frentes: en especial este de Internet, como nueva herramienta para dar cauce a nuestras opiniones. Nuestra opción es una opción de intelectuales y reflexivos que ponemos en tela de juicio el mundo en que vivimos. Apostamos por una limitación a los mercados en su actuación a través de gastos públicos en educación, sanidad, infraestructuras, Investigación, Ciencia y Desarrollo, Seguridad Social y protección frente al desempleo 3) Abogamos por la absoluta laicidad en el estado, con respeto a todas las confesiones religiosas. Haremos frente a todos los “grupos de presión” que traten de imponer una moral teocrática a todo Cristo. 4) Creemos que en la esencia de las democracias se encuentra en la más osada opción ética: la “libertad de pensamiento” y en los “ciudadanos libre-pensantes”. 5) Aunque mostramos respeto por la figura histórica de Juan Carlos I y su familia, pensamos que las monarquías son un residuo del Antiguo Régimen de los siglo XVI y XVII; por ello, nuestro en nuestro horizonte vemos una “democracia parlamentaria” sin la rémora del Título II de la constitución, con un “sistema democrático republicano”. 6) Defendemos una educación pública de calidad y, por ello, solicitamos que dejen de concertarse colegios de naturaleza privada. Exigimos que la asignatura de religión se imparta donde se debe impartir: en las Iglesias y parroquias. Y toda la educación sea lo que debe ser: una “educación para la ciudadanía” y una “educación para la libertad” 7) Abogamos por el “relativismo cultural”, que significa, siguiendo a Boas, que no existe ninguna cultura ni mejor ni peor a otra, por ello defendemos la pluralidad cultural, políticas de inmigración basada en derechos y solidaridad entre los pueblos. 8)Abogamos por la creación de comisiones éticas en los hospitales, formada por tres profesionales asesores: Un médico, un psicólogo y un Licenciado en filosofía. 9) Habida cuenta de la hipocresía que existe en materia como en el aborto, nosotros sostenemos lo siguiente. Permitir el aborto de manera gratuita a las mujeres menores de 25 años en los hospitales públicos, previo asesoramiento de las comisiones éticas en los hospitales, recayendo la decisión en la joven, siempre que el embarazo no supere los tres meses. Abogamos por una educación sexual sin medias tintas en las escuelas y en la ESO debe enseñarse los medios de contracepción y una sexualidad responsable. 10) Abogamos por el “bien morir” en los hospitales y casas, a través de los cuidados paliativos y el asesoramiento de las comisiones, permitiendo las sedaciones con el consenso de la familia, el médico y la comisión ética. En los supuestos de los “suicidios asistidos” solicitamos la despenalización de la mano que ayuda a morir, siempre con el consenso del solicitante y el que ayuda a bien morir, previa reflexión ética mantenida con los comités de asesoramiento ético. Todo ello realizado con la consabida tranquilidad y sosiego que requieren las decisiones vitales importantes.

En resumen:

1) Defendemos una postura de centro-izquierda.
2) Nuestra postura política es el “liberalismo social” o el “socialismo liberal”; postura frente a “las plutocracias”. Uso de Internet como nueva herramienta para dar cauce a nuestras opiniones. Nuestra opción es una opción. Limitación a los mercados en su actuación a través de gastos públicos en educación, sanidad, infraestructuras, Investigación, Ciencia y Desarrollo, Seguridad Social y protección frente al desempleo
3) laicidad.
4) “libertad de pensamiento” y “ciudadanos libre-pensantes”.
5) “sistema democrático republicano”.
6) educación pública de calidad: “educación para la ciudadanía” y una “educación para la libertad” 7) la pluralidad cultural, políticas de inmigración basada en derechos y solidaridad entre los pueblos.
8)
comisiones éticas en los hospitales: Un médico, un psicólogo y un Licenciado en filosofía.
9) Aborto de manera gratuita a las mujeres menores de 25 años en los hospitales públicos, previo asesoramiento de las comisiones éticas en los hospitales, recayendo la decisión en la joven, siempre que el embarazo no supere los tres meses. Relaciones sexuales responsables.
10) Abogamos por el “bien morir” en los hospitales y casas.

15 comentarios:

paredes dijo...

Pero para conseguir esas cosas y otras como trabajo y vivienda dignos etc, hace falta derribar primero al clero y a los poderes fácticos que se dedican a desangrar al prójimo.Y eso sólo se consigue con actuaciones revolucionarias, es decir, cambiar de raíz.
No estoy llamando a las armas ni a las barricadas, pues detesto todo tipo de violencia, lo que ocurre es que los que tienen las riquezas (robadas) sólo te dejan la opción de la fuerza.

Jake dijo...

Entiendo tu postura paredes y entiendo todo el sentido en que lo dices. Ya escribiré otros textos de pensamiento político donde ahondaré en más reflexiones. Soy totalmente contrario a todo tipo de fuerzas; es más entiendo que las fuerzas son esencialmente lo que hay que limitar. La Fuerza y el Poder son lo que hay que controlar. Tenerlos a raya. Esa es nuestra postura política. Hemos de entender que los capitalistas, las empresas y las industrias tienen una función social que también es positiva, pero si, y solo si, están a nuestro servicio: al servicio de la sociedad; y no al revés. Nuestra función de ciudadanos es mantenerlos a raya. Ellos deben obtener beneficio, pero a cambio: debemos mandar nosotros, los ciudadanos, sobre ellos; a diferencia de lo que creen. Lo de las Revoluciones está bien: pero ya hubo una lo suficientemente fuerte como para convulsionar al mundo y por eso puse la imagen de Voltaire. Aún así respeto al máximo sobre tu punto de vista, repito, y comprendo tu postura. No en vano fue una postura importantísima sociopolítica y que aún muchos defienden todavía. La postura del “socialismo social” o el “liberalismo social”, el cual considero extraído de la conferencia que Ortega dio el 2 de diciembre de 1909 en la casa del partido socialista madrileño en 1909, es interesante. El socialismo es muy viejo. Ya fue entrevisto por Platón algún milenio anterior a los socialistas utópicos y a Marx y Engels: “¿A qué hablamos de la ciudad? ¿No es por ventura cada ciudad dos ciudades que viven juntas en perpetua lucha, la ciudad de los pobres y la ciudad de los ricos?”. La lucha de clases, dice Ortega, como medio para socializar la producción constituye el marxismo. Esto se os ha enseñado y yo no tengo ni un acento en corregir en ello. Todo ese marxismo –aparte ciertas teorías particulares económicas sustentadas por Marx y que son técnicamente erróneas- todo ese marxismo, lo admito y lo defiendo. No hay, pues, cuidado de que aparezca como un anti-vosotros. Pero todo ese marxismo, señores, es como si dijéramos el último capitulo de mi socialismo, de mi credo socialista (Ortega). Hemos de entender que Ortega era esencialmente un tipo liberal. Yo sostengo que ser liberal no es, en realidad, una postura política: es una postura ética… En fin, no puedo extenderme más, me llaman para cenar. Ha sido un placer conversar contigo.

Anónimo dijo...

En todo el planteamiento, y en los comentarios (aunque ya lo mencionáis), hay que controlar a las fuerzas, y en este caso estoy hablando solamente de las militares. Ya mencionas, Jake, que la "la Fuerzas son lo que hay que limitar", y mi pregunta es: ¿quién puede limitar esa Fuerza (llamémosle Ejercito). En España, es el Rey quien ostenta este poder, y como bien dices, al igual que los capitalistas, las empresas y las industrias, tiene una función muy importante, también social: mantener al Ejército al servicio del pueblo, pero como bien dices, Él debe estar también aa nuestro servicio, no al revés, los ciudadanos debemos ser quién le mantengamos, quién le "mandemos", pero es un "mal", por así decirlo, necesario, ya que sino correríamos el riesgo de que cualquier ideología, sea del signo que sea, llevase a cabo una actuación revolucionaria (para acabar con el clero, con los poderes fácticos, con los "social-liberales",... o simplemente contra quién no estuviese de acuerdo con su ideología), acción revolucionaria que con la ayuda del ejército terminaría "venciendo", que es como vencen todas las acciones revolucionarias: con la fuerza. Así pues, estimado Jake, lamento diferir en el punto 5 de tu postulado, ya que considero un mal menor la monarquía parlamentaria en la que vivimos, siempre que esta sea a nuestro servicio, que vivir con la espada de Damócles en ciernes ante un Poder de la Fuerza sin control por parte de la ciudadanía, ya que recordemos que, por desgracia, nuestra historia nos dice que en este nuestro país, solamente un militar puede mandar sobre otro militar.
PD: espero haberme expresado con la suficiente claridad. No olvidéis que soy de ciencias, y no de letras ;-)

Jake dijo...

Sabia respuesta la tuya luibio. En virtud de ella muestras un gran pragmatismo y una correcta interpretación de los hechos históricos españoles. Es cierto, como dices, que leyendo la historia española desde 1808 ningún militar ha hecho más caso que a otro militar. Es muy interesante lo que nos cuentas, pues bien sirve para entender nuestra historia e, incluso, el papel de la corona, por razones históricas, en esta llamada transición democrática y régimen de monarquía parlamentaria. No tengo nada que objetar a tu acertada argumentación, demostrando que tienes conocimientos de Estado, pese a decir que eres de Ciencias y no de Letras, que en ello nada tiene que ver para hablar de política: Alcibíades, médico, hablaba de filosofía en el banquete de Platón. Tu estás invitado a este banquete escucharemos tus discursos. Nadie queda excluido de él. Un banquete donde buscamos la verdad.

paredes dijo...

Parece ser que según luibio, lo revolucionario es malo per se.Difiero absolutamente.Siempre que una revolución sirva para cambiar los modelos sociales imperantes en los que una ínfima minoría domina sobre las mayorías,y sustituirlo por los principios de igualdad ,libertad y fraternidad.
Lo de la monarquía , me parece algo tan inútil y anacrónico que me parece una tomadura de pelo a estas alturas tenerlo en España.Y no olvidar que fue puesto directamente por el español que más españoles ha asesinado en la historia,jurando los principios fundamentales del movimiento .Demencial.

Jake dijo...

Este argumento de paredes también parece válido. Hay muchos que piensan de ese modo y en verdad están acertados. El argumento de luibio también es correcto, pues, si conocemos la Historia de España en los dos últimos siglos y la observamos con atención revoluciones ha habido muchas. Casi todas encabezadas por levantamientos o pronunciamientos o golpes de estado dirigidos por militares. Espoz y Mina, Díaz Porlier, Riego, Espartero, O,Donell, Prim, Serrano, Topete, Pavía, Franco, Tejero…Recordemos lo que nos contó Ortega en su España Invertebrada y como los ejércitos, durante el siglo XIX y sus generales, no tuvieron otra cosa que hacer, a fuerza de aburrirse que intervenir en política. Alguno de los males que nos señala este autor son el particularismo de los nacionalismos periféricos, la acción directa, caracterizada por las masas, bolcheviques y fascistas, única acción política que éstos –según el autor, yo creo que con acertada razón- saben hacer y otro caso que estudió fue “el caso del grupo militar” y los “pronunciamientos”, lean lo que escribe Ortega al tanto: “Aquellos coroneles y generales, tan atractivos por su temple histórico y su sublime ingenuidad, pero tan cerrados de cabeza, estaban convencidos de su “idea” no como está convencido un hombre normal, sino como suelen los locos y los imbéciles. Cuando un loco o un imbécil se convencen de algo, no se da por convencido él solo, sino que al mismo tiempo cree que están convencidos todos los demás mortales. No consideran, pues necesario esforzarse en persuadir a los demás poniendo los medios oportunos; les basta con proclamar, con “pronunciar” la opinión de que se trata: en todo el que no sea miserable o perverso repercutirá la incontrastable verdad. Así, aquellos generales y coroneles creían que con dar ellos el “grito” en un cuartel toda la anchura de España iba a resonar en ecos coincidentes.
Consecuencia de esto era que los conspiradores no solían preocuparse de preparar a tiempo grandes núcleos auxiliares, ni siquiera numerosas fuerzas de combate. ¿Para qué? Los “pronunciados” no creían nunca que fuese preciso luchar de firme para obtener el triunfo. Seguros de casi todo el mundo, en secreto, opinaba como ellos, tenían fe ciega en el efecto mágico de “pronunciar” una frase. No iban, pues, a luchar, sino a tomar posesión del Poder público.” Por tanto: no subestimemos a los ejércitos españoles, ni a la historia española. Sin embargo: Luibio, he de señalarte dos regímenes políticos que advinieron sin un pronunciamiento militar y que, en cambio, si fueron derrocados por los mismos: La I y II República advinieron porque sendos reyes pusieron los pies en polvorosas. El primero, Amadeo, porque no era español y le olía el culo al polvorilla. El segundo, Alfonso XIII, porque fracasó imponiendo una dictadura (Aunque pueden leerse mis lecciones sobre la evolución de las ideas sociopolíticas en España, que pueden servir aquí). Esto quiere decir, desde mi punto de vista, que, en todo caso, estos regímenes adquieren una moralidad sin parangón que lo diferencian de todos los demás regímenes, incluido el que actualmente tenemos, el cual consiste en, precisamente, una transición desde un pronunciamiento lejano que provocó una dictadura militar, y no en un régimen irreprochable, como fueron el advenimiento de ambas Repúblicas. Eso no quiere decir que entienda lo que dices y porqué lo dices y el papel desempeñado por Juan Carlos I. Sin embargo, desde mi punto de vista, que imagino que seguro será el tuyo: En verdad sólo existe un limite a la Fuerza, y este no es otro que el Derecho: las normas. El ejército debe estar limitado por la Ley. Eso significa el Imperio de la Ley y el Estado de Derecho. Y ese régimen no depende de que exista o no Rey

Jake dijo...

Paredes, luibio, estoy encantado de que estéis aquí debatiendo. Los dos sois amigos y respeto vuestras opiniones.ánimo. Paredes: no te siente mal lo que he dicho que comparto con Ortega lo de la acción derecta y el bolchevismo. Es una apreciación personal, simplemente.

Jake dijo...

Es cierto, luibio, por otra parte, queno termino de conocer como son las actitudes de los mandos del ejército actual, y el grado de influencia que tienen el én ultraconservadores. No creo que el advenimiento de una III república llegase hasta que toda la sociedad, el propio Felipe o Leonor, y todos los mandos del ejercito estén plenamente convencidos y, además, se venda la moto. Por lo pronto, la revista época, y ya sabes de quien es propiedad, está lanzando ataques a la monarquía: me imagino que por su vida disipada. La tesis de Ortega era que que como los ejércitos españoles se aburrían no tenían otra cosa que hacer que pronunicarse. Díaz Alegría ,mantuvo esta misma tesis de pensamiento y, hoy en día, los ejercitos están integrados en una sociedad democrática y en un "Estado de Derecho" donde existiese un "Imperio de la ley". Ambos pilares también sostenían la II república (los dos únicos casos), pero el ejercito nunca estuvo integrado - al revés, era disidente- con aquel regímen.

Anónimo dijo...

Estimado Paredes. No digo que lo revolucionario sea malo "per sé", sino que una ideología, sea del índole que sea, puede llevar a cabo una revolución a través de la Fuerza. El origen del uso de la Fuerza, no está en la revolución, sino en la ideología que la motiva, siendo esta quién controla esa Fuerza. Sería ideal que la ley controlora la Fuerza, pero ¿quién dicta y hace valer la ley que controla la fuerza? No olvidemos, que aunque la Fuerza del Ejército está dentro de una sociedad democrática, esta Fuerza no se rige bajo una sociedad democrática, sino bajo una jerarquía, en cuya cúspide hay alguien. ¿a quién ponemos en la cúspide? Las Repúblicas terminaron como terminaron: levantamiento del ejército (la Fuerza)
Si bien Paredes, estoy de acuerdo en esos principios de igualdad, fraternidad y libertad para que una minoría no doblegue a una mayoría, estarás también de acuerdo en lo que ya ha comentado Jake: no es suficiente con dar el “grito” o pronunciamiento, creyendo que la mayoría está de acuerdo en los mismos ideales que uno proclama, o que estos van a resonar en ecos coincidentes. Esto es lo que ocurrió en las pasadas Repúblicas: no había verdaderos republicanos, la sociedad no era republicana: la falta del apoyo popular llevó al fín de ambas Repúblicas. El problema no está en la validez ideológica, sino en si la sociedad española está preparada para llevar a cabo los principios que mueven dicha ideología. Y 2 repúblicas, llevadas a término pacíficamente demuestran, por su forma de terminar, que no estamos preparados. Y a pesar que, como digo anteriormente, la Monarquía Parlamentaria no sea el ideal, sin embargo es la Realidad que nos lleva a lo más parecido a ese ideal, durante más de 30 años. Qué hubiera sucedido, si este Rey actual, en el año 1975 y 1976 no hiciese creer que seguía jurando el ideal del Movimiento. ¿Qué hubiese sucedido, si, en lugar de desmarcarse de dicho Movimiento una vez depuestos del Ejército generales, capitanes Generales, etc todos ellos seguidores del Movimiento, lo hubiese hecho antes de elimnarlos de la cúspide de la jerarquía de la Fuerza militar? En aquel momento de inestabilidad, la estabilidad de un monarca permitió llevarnos donde estamos hoy, nos guste más, o nos guste menos que haya sido así. No digo que la Monarquía sea a lo que debamos aspirar, sino que entre todas las elecciones de aquellos momentos y del actual, es un mal menor. Estoy de acuerdo contigo en su anacronía y retraso, pero no en su inutilidad. La Monarquía será inútil, en el momento en que la sociedad esté preparada para hacer realidad ese ideal que deseamos, ese ideal que frustado en 2 ocasiones. Remarco estas últimas 6 palabras: "hacer realidad ese ideal que deseamos" porque en ellas reside lo que quiero decir: esas 6 palabras no son lo mismo a día de hoy que estas otras: "hacer realidad ese ideal QUE TODOS deseamos". Si pensamos que esto es así, entonces nosotros también pecaremos, como nos recuerda Jake, de ingenuidad, y de que seguros que casi todo el mundo, en secreto, opina como nosotros, "tenemos fe ciega en el efecto mágico de “pronunciar” una frase". Volverá a fallar el apoyo popular que esperamos, como lo hizo ya en 2 ocasiones.
Ojalá tuviera que darte la razón Jake, ya que significaría que la sociedad estaría preparada, no pecaríamos de ingenuidad, y lo ideal sería una realidad.
Un saludo.

Anónimo dijo...

A propósito estimado Jake: admito el advenimiento de la 2ª república sin levantamiento militar, pero el de la 1ª república, con golpes de estado fallidos a los 11 días de su creación, sublevaciones separatistas y cantonales (la de Cartagena duró 6 meses de guerra abierta, y con un General pirata), y con hasta la huida de Figueres a Francia, que llevó a que un piquete de la Guardia Civil impidiera abandonar a nadie el Congreso hasta elegir nuevo presidente, ya que sino el General Manuel Sodas tomaría el poder, incluyendo los comicios del 10 de mayo de 1873 como los de más baja participación, sin contar la guerra de los 10 años en Cuba y la 3ª guerra Carlista, etc etc. Todo esto me lleva a la conclusión, de que no había 1 levantamiento militar, sino que los militares nunca se acostaron durante los 11 meses que duró.
Así narraba Benito Pérez Galdós el clima parlamentario de la Primera República:
"Las sesiones de las Constituyentes me atraían, y las más de las tardes las pasaba en la tribuna de la prensa, entretenido con el espectáculo de indescriptible confusión que daban los padres de la Patria. El individualismo sin freno, el flujo y reflujo de opiniones, desde las más sesudas a las más extravagantes, y la funesta espontaneidad de tantos oradores, enloquecían al espectador e imposibilitaban las funciones históricas. Días y noches transcurrieron sin que las Cortes dilucidaran en qué forma se había de nombrar Ministerio: si los ministros debían ser elegidos separadamente por el voto de cada diputado, o si era más conveniente autorizar a Figueras o a Pi para presentar la lista del nuevo Gobierno. Acordados y desechados fueron todos los sistemas. Era un juego pueril, que causaría risa si no nos moviese a grandísima pena."
Un abrazo.

Jake dijo...

Tienes razón en todo tu comentario y no tengo nada que objetar a él. Tienes razón en todo lo que ocurrió detrás de "la gloriosa" y que yo he despachado vulgarmente, con el objeto de mostrar mis argumentos. Quede lo dicho sobre la segunda República en suspenso y advirtamos que todo el siglo XIX fue una época de "revoluciones",que es como se llamaban a los pronunciamientos militares. Leer la historia política española con el objeto de escuchar sus lecciones es un deber .

Jake dijo...

Me refería a la primera república, perdón.

paredes dijo...

Con la creación de miles de escuelas y la preparación de la mejor generación de maestros que ha habido en España, la segunda república intentó dar un gran salto en la educación, que es la base para una sociedad libre y democrática.El pueblo trabajador puso grandes esperanzas en aquellos proyectos de mejora social, y si fracasó, no fue solo por la incultura (que también), sino por el apoyo que dieron los italianos y alemanes a Franco, unido a la indiferencia o poca ayuda por parte de otros países a la república.A una Europa burguesa, parece que la hacía menos daño un gobierno dictatorial, que un proceso revolucionario que se estaba dando en España.

Después millones de europeos lo pagaron caro,pero los españoles más y durante varios decenios.
En fin, tema largo este....

Jake dijo...

Tienes razón, paredes. Durante la segunda República los maetros adquirieron una gran importancia social y política. Trataron de reformar la sociedad gracias a la formación, siguiendo las enseñanzas de Giner de los Ríos y Ortega: su objetivo era llevar la cultura, la educación y la formación a los ciudadanos, como un modo de superar los inveterados usos del clienterismo practicado por caciques y oligarcas - por más que ahora la derecha trate de todos modos de hacer ver que ese clienterismo lo usa el PSOE, el espacio natural de éste sistema se encuentra en los caciques, tipo Fabra, penúltimo dinosaurio de este sistema-. Pocos dudamos, de entre quienes la hemos estudiado, de la II república como sistema democrático sin parangón en España. Muchos de aquellos maestros acabaron en las cunetas de muchos pueblos, como el caso triste acaecido en Barrado, tan solo por enseñar ideas "liberales", que no solo "socialistas". Ahoras los adalides del liberalismo confunden lo que es ser "liberal" con cenutriez. Comprendo perfectamente tu postura, paredes, e, incluso, entiendo por qué la defiendes. Saludos desde nuestro valle,al lado de frescas fuentes bajo los castaños: tu sabes cual.

Ginebra dijo...

Un post muy interesante, Jake.. veo que se ha abierto un debate con tus comentaristas, lo cuál me alegra. Estoy de acuerdo en los puntos que resumes, sobre todo en la necesidad de morir justamente , de tener un sistema político, una forma de gobierno más acorde con los nuevos tiempos como la República y en casi todo lo que citas. Un beso