jueves, 15 de abril de 2010

Alienación


Considero que el concepto de “alienación” es uno de los más importantes y trabajados de la filosofía del siglo XIX. Comparto, además, en que es uno de esos conceptos filosóficos que mejor aclaran la realidad idealista, y lo mejor de la filosofía hegeliano-marxista. Puesto que la aberración sustancial que dará lugar a la rebeldía – el yo me rebelo, luego existimos-, se configura en lo que es el “trabajo alienado”, el trabajo para otro. Aunque en estos momentos soy muy crítico con muchos aspectos de la filosofía hegeliano-marxista, sobre todo en el aspecto teórico fallido, y simplificador, de la teoría dialéctica de la historia, así como la interesante, pero errónea, concepción del valor de la mercancía. Diré que, en verdad, mi atracción por la filosofía, por primera vez, consistió en el análisis del trabajo alienado, que realicé en 1997. El concepto nace en su amplitud con Hegel, que distingue entre “alienación primera” y “alienación segunda”. La alienación primera es la separación entre el individuo y la naturaleza. La alienación segunda es la vuelta del hombre a su objetivización, por medio de la sociedad y la cultura, para integrarse en su “sustancia moral”. Freud analizaría este hecho en el “Malestar en la Cultura”; también tiene mucho que ver con la filosofía política del estado hobbesiano. La alienación segunda consiste, en “una conciencia noble”, que sabe alinear su ser y permitir la creación del Estado. En cambio, “la conciencia vil” considerará al Estado como una entidad opresora. Para “la conciencia noble”, en términos hegelianos, el Estado es el que hace posible la libertad plena (recordemos que Hegel es un filósofo total, que quiere acoger en su filosofía la realidad toda, y uno de los mejores especialistas en filosofía del Derecho). Estos conceptos influirán en la posterior izquierda hegeliana, pero aún más importante: la ruptura entre Marx y Bakunin y la escisión de la AIT. En el Estado, dice Hegel, es el que hace la libertad plena. Fuera del Estado solo cabe “la demencia libertaria” o el ejercicio espontáneo e individualista de la libertad. La alienación segunda es, pues, consiste es la creación del Estado, por aquellos “héroes de la razón pensante”, en su astucia por conocer la razón histórica. Como si la historia tuviera razones: cosa que Foucault desmentiría, sino en otra cosa más perecida al análisis del Poder, en la Arqueología del Saber y su periodo genealógico. Hegel descubre en la alienación segunda aparece lo que es “la alienación de servicios” (Verässerung), que se establece de una manera contractual, y es limitada en el tiempo, a diferencia de la Etäusserung, propia del trabajo servil y esclavo. ¿La sociedad socialista, el Estado socialista, elimina la alienación? Si todos trabajan para todos, el “trabajo colectivo”, ¿queda abolida la alienación primera entre el mundo subjetivo y objetivo?... largo de dilucidar para un estrecho margen. Soy de los que piensan que la naturaleza última de las relaciones humanas no se encuentra tanto en la creación material de objetos, sino en las relaciones humanas de Poder y dominación en la decisión, y no en la apropiación del objeto de trabajo, por el Estado, o por el Capitalista Burgués. No es en la ajenidad donde se establece la aberración de las relaciones sociales de trabajo –necesarias para la satisfacción de necesidades materiales, so pena que el hombre fuera un Robinson-. La aberración se encuentra en “la dependencia”, término jurídico que explicita un acuerdo de sometimiento al Poder de Dirección en el Trabajo. Un trabajador en el sistema capitalista como en el sistema socialista puede estar sometido al mismo grado de dependencia, sino peor, con el agravante de que capitalistas puede haber muchos, y se puede cambiar, o como afirma Sartre, colocar el tornillo donde plazca, imbuido por el anonimato, como forma de libertad. En un solo Estado, autoritario, para el que se trabaja, disminuyen las posibilidades de elegir; con lo cual, la alienación, la aberración esencial en qué consiste la objetivización del ser humano, tampoco queda resuelta por un Estado socialista. Por ello el grado de insatisfacción, de cosificación, de alienación puede llegar a ser igual en uno u otro. Leibniv señalaba que este era el mejor de los mundos posibles; la teoría Panglossiana. La Candidez consiste en no darse cuenta que no existen paraísos, ni en la tierra ni el cielo. Y que las utopías parte de uno mismo, rompiedo las ataduras alienantes, comprometiendose con la propia libertad individual. Soy Libre, luego exisitimos. Simpatizo, no lo niego, con Camus. Pero consiento con Sartre en algunas cosas, como en la duda agónica. Estamos al lado de los oprimidos, sentimentalmente: pero el final feliz no existe. Pensar en los mesias, en los paraísos terrenales, una bella idea. Pero lo he dicho en ocasiones: las ataduras las libera cada uno a sí propio, diciendo no, y con agallas para ser libre individualmente. Las libertades colectivas huelen a terrorismo de Estado y a campos de concentración.

1 comentario:

paredes dijo...

Creo que desde la lucha individual por no ser sometido, se está colaborando socialmente contra el sometimiento general.
Todos los estados oprimen al débil.
Quien no se quiere, jamás querrá.