sábado, 23 de mayo de 2009

La vieja, y quijotesca, idea de libertad

Dice Alfredo Pérez Rubalcaba que el PP debe salir intelectualmente del siglo XIX, que es donde está intelectualmente instalado. Eso, me parece, sería lo de menos y no tan grave; al fin y al cabo es un partido conservador, que viene a significar en el quedarse rezagado al tanto de las ideas que revoloteen por el ambiente público; todas las cuales no vienen a ser otra cosa que un cambio para que privilegios pertenecientes a determinados grupos sociales, que les dan poder, pase a la ciudadanía. Los conservadores antiguos del XIX estuvieron avispados y, muchos de ellos, aceptaron el cambio de roles sexuales entre familias de regímenes ancianos con otros modernos; para que todo cambiase, para que todo siguiera igual; dando lugar al nacimiento de los chacales y las hienas gatopardiana. Y es que el concepto moderno es el de ciudadanía, que es tan antiguo si cabe, o más, que los conservadores decimonónicos; los cuales, como sabemos, hacían coincidir ciudadanía con dinero. El problema del PP es más grave; no es que esté instalado en el siglo XIX, más quisiéramos, y algo de las ideas liberales que alguna vez pudieran tener los conservadores se les pegara; no. El problema grave del PP es que está instalado en la legitimidad histórica del 18 de Julio. Esto es, en algo más reciente, y que no fue algo del XIX, si no del XX. Y en ese sentido Rubalcaba tampoco tiene mucho que decir, puesto que participa políticamente en un régimen heredero de un ilegitimo 18 de Julio. La transición ha sido muy clara: las plazas de los pueblos pasaron a llamarse, hasta hace bien poco - ¡y lo que ha costado!-, “del 18 de Julio” a “plaza de la constitución”, cuando más bonito hubiera sido que se hubieran llamado “plaza de la libertad”, como bien viene a significar la plaza como campo público. Y es que la historia política española es dada al olvido, debido a la política de la inmemoria histórica - no vaya a ser que los ciudadanos piensen sobre lo ocurrido-. Muchos dirán que otros estamos también imbuidos en el pasado, echando la mirada atrás y que olvidemos. Olvidemos para legitimar la tremenda inmoralidad sobre la que pende todo el sistema; pero eso no es así: miramos al futuro, porque el presente es pasado (¿Qué es la monarquía sino pasado?). Y el problema es que cada vez vamos siendo más los que vamos comprendiendo nuestro pasado histórico. Y cada vez seremos más los que miraremos al XX para restituir la moral de los españoles por el comportamiento impolítico de las derechas católicas de 1933 a 1936. Y no hay mejor manera que enarbolar una bandera vieja que se retrotrae a Cervantes y a Spinoza, y que pasa por Kant: la bandera de la libertad política. En eso, intelectualmente, muchos estamos más atrasados que el PP: pero solo vemos un futuro; que las plazas de los pueblos se llamen plaza de la libertad. Ideas viejas las nuestras. Y quijotescas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya, pero eso solo benificiaria a la ciudadanía, es decir, al pueblo llano, con el consiguiente perjuicio para los dos grandes partidos.
No me canso de repetirlo, por las buenas no cambiaran nada, no les interesa.
Pero si hasta cambiaron la formación del espiritu nacional por la educación para la ciudadania.
Cada vez copian más al generalisimo.
El Canuit

Javier dijo...

Que el PP está instalado en la herencia del 18 de julio es una obviedad, lo cual no hace que deje de ser extremadamente valiente admitirlo en público.

Todas las ideas son respetables, se dice. No obstante, si la verdadera naturaleza de su forma de pensar se ejecutara, nosotros terminaríamos en la cárcel o en una fosa. ¿Porqué hay que respetar eso?

Un saludo.

paredes dijo...

Como la idea de libertad del amigo Javier Prieto.
En el vídeo de su blog, sale entre otros Felipe González con su "OTAN, de entrada no", hago un comentario suave, y mando el enlace de "Cuervo ingenuo", canción interpretada por Javier Krahe.
El chaval, haciendo gala de demócrata de gran altura, no me pone el comentario.