Nunca está de más hacer una enconada defensa del laicismo. Desde la jerarquía eclesiástica, compuesta por masculinos sacerdotes, frailes, obispos, sumos pontífices y medios de comunicación hispanos en propiedad –los cuales, todos éstos, se han creído máximos y únicos intérpretes de la verdad revelada -, junto viejas monjas en conventos que ni pichan ni cortan, tratan de dar vueltas sobre el concepto de lo laico. Como si un laico no pudiese ser un creyente, un agnóstico o un ateo. Nada tiene que ver el laicismo con la fe. El laico lo que quiere es que esa patulea se vaya con sus rezos, sus Belenes, sus mentiras y sus hipocresías fuera de los espacios de son todos: el estado. Y si los papás quieren colegios de curas y monjas, y hacer a sus niños miembros de un rebaño, que se lo paguen de sus bolsillos. Hoy, sin ir más lejos, en uno de los medios de comunicación de los prelados y sacerdotes, éstos hombres probos que se han dedicado desde hace varias centurias a la inversión de los valores evangélicos –creyendo que la Iglesia son ellos, ¡como pastores!, y todos los demás ¡borregos!-, hablan de los laicos como “militantes más aguerridos del laicismo” o, repiten más abajo, de “laicismo militante”. ¿Qué pasa les molesta? Pues más nos molestan ustedes, que no dejan de meter sus narizotas en los colegios. Les parece poco los edificios de su propiedad para el culto, los templos, que quieren meternos su moral y sus valores, como si la suya fuera la única verdadera y buena. Cuando todos sabemos que su moral es la del bien comer buenos cerdos en las abadías, per saeca saecolorum. Si por ustedes fuera, aún andaríamos en la Gleba, llevándoles los borregos por nosotros criados. Dejad que los niños se acerquen a mí, decía Jesucristo muy acertadamente. A nadie, que yo sepa, se le impide que lleve a sus hijos a catequesis, ni que estudien el catecismo, ese documento que se redactó en Trento, cuando un grupo de encorsetados teólogos se unieron para decir cuáles eran las verdades católicas: la de sus santos huevos. En vez de imitar a Cristo en vida, van y estos tipejos, mal formados en seminarios de teología, sacristías y rezos variados, y con poca experiencia de la vida - ¡Pero si no saben lo que es el convivir, ni tener hijos, ni criarlos ¿Pero que puede saber un tipo así?!- igualan a los sátrapas en propiedades y lujos, construyéndose suntuosas residencias, o incluso palacios. Vaya un coño de fumata blanca nos quieren colocar. Solo hacer falta mirarlos para darse cuenta de lo falsos, hipócritas y fariseos que son. Era Cristo una persona humilde, nacido en humildes telas y de padre obrero. Eran sus discípulos similares a él. De padres oscuros e insignificantes, procedentes no de los palacios de los potentados, no de la cátedras de los fariseos, no de las escuelas de los filósofos, sino de las oficinas de recaudación y de los aparejos de pesca. Esa era la filosofía de Cristo, que duras invectivas lanzó contra los ultra ortodoxos fariseos, más conocidos en su día como la Conferencia Episcopal de Palestina. Pero solo tienes que mirar a los tonsurados para darte cuenta de que son más laicos que los laicos: si observas, por ejemplo, la vestimenta de los Atapuercas, los que mandan en la COPE, con su flamante vestimenta, su mitra resplandeciente de oro y pedrería, su báculo, cuajado también de gemas, y toda esa panoplia que los cubre de pies a cabeza. Si solo con verles cuando hablan, metiéndose en las cosas de este mundo, ¡Solo con Coco! –les molesta-, mientras se les quedan en las comisuras de los labios las babas, se denotan claro su valor moral ínfimo. Olvidan que la Iglesia es el pueblo cristiano, pero quieren colocarnos su doctrina de la muerte, el pecado y la resurrección a todo Cristo, para hacerse ellos más poderosos y colocar sus posaderas en el Estado, como lo ha hecho secularmente en este país de Dios. Yo creo que lo hacen por si acaso: Como en el otro mundo ellos no mandarían, sino que lo haría Dios Padre, van y quieren mandar aquí, convirtiéndose en lo que son: mundanales politicastros. Se han dedicado a crear reinos paganos, donde resplandecen las riquezas, los palacios, los mármoles y han enclaustrado a las mujeres y a los frailes en inhóspitos seminarios de curatos que se remangan para jugar el futbol. En los monasterios, en los altares, en los claustros no se honra a Jesucristo: A Jesucristo se le honra procreando, teniendo hijos, conviviendo con los amados y familiares ¡monachatus non est pietas! Tanto que hablan de matrimonio: ¡cásense hombres!. Ustedes que tantos lo alaban. Si ustedes, los que van a las misas a persignase y no enteran de la misa a la media, y piensan que eso que allí se dice lo dijo Cristo, cuando, el verdad les digo, que fue cosa de teólogos purpurados, de obispos que nacieron en buenas plumas, y de papas más maléficos que la quina, que no hicieron otra cosa que leer y practicar las enseñanzas de Maquiavelo. Sí ustedes: Saben que los abades y los obispos se dedicaron ex profeso, durante toda su vida, en gastar grandes sumas para comprar títulos nobiliarios, los que no lo eran ya. ¿Saben por qué? Porque su fin era otra cosa: era el Poder. Y todos los demás, los que son como tú, los que son como yo, pegados a la tierra, durmiendo en chozos insalubres de tierra pisada. ¿Hasta cuando les vamos a reír las gracias? Y, ahora, ustedes van y los apuntan a esos colegios, pagados por el estado, donde lo que en verdad tratan es de mantener la oscuridad de sus sotanas por los siglos de los siglo. Vean: El director de esos centros al socaire del Obispo, y sus maestros, a bailarles el agua. Bonita enseñanza va a procurar:la enseñanza del rebaño. Dijo Bertrand Russell: Creo que todas las religiones del mundo -el budismo, el hiduismo, el cristianismo, el islam y el comunismo- son a la vez falsas y dañinas. Con muy pocas excepciones, la religión que un hombre acepta es la de la comunidad en la que vive: por lo que resulta obvio que la influencia del medio es la que lo ha llevado a aceptar dicha religión. Y no que esa religión sea la verdadera. Si uno naciese en una tribu de trobiandeses o de bosquimanos, haría los ritos que en esas tribus se procuran, creyéndolos como verdaderos. Ese es la falsa de toda verdad mágico-religiosa. No otra.
5 comentarios:
Si es que Nerón ya era un profeta y sabía lo que nos esperaba con estos.
El Canuit
Yo también te agrego al mio¡¡¡¡ a ver si nos conocemos
saludos socialistas¡¡¡
FELICES NAVIDADESSSSSSS
UN SALUDOOOOOO!!!
http://pablocine.blogia.com
Con pequeños matices de diferencia, todas las religiones van a lo mismo:aborregar para dominar.
Os recomiendo un libro que leí en mi tierna infancia, clandestino entonces, por supuesto:LAS RUINAS DE PALMIRA..de Constantin F.Volney.
Al menos a mí me abrió los ojos de una forma sencilla sobre las religiones, y el tipo que lo escribió era un marqués que había viajado y vivido mucho.
Contra el involucionismo teocrático: ¡libertad!
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