miércoles, 12 de noviembre de 2008

Carta a los liberales de liberalismo.org

He leído vuestro argumentos sobre los impuestos y sus efectos perversos. Según vosotros, estos causan una reducción del incentivo a la producción. Con ello quieres decir que a más impuestos, para los más opulentos, éstos reducen su afán inversor y constriñen sus ganas de crear riqueza. No estoy de acuerdo con tus proposiciones de que los impuestos desincentiven el crecimiento económico. Todo esa historieta teórica me suena a cuento chino y de lo que se trata es, simplemente, de justificar los deseos que los plutocratas tienen de asegurar sus cuartos bajo la faltriquera propia. Les carga eso de que los dineros vayan al Estado para que se dilapiden, se malgasten y se tiren, por parte de unos cuantos políticos desaprensivos, ineptos, y, según vosotros, moralmente reprochables. A mi toda esta teoría que os soltáis me suena a rollo macabeo: de filosofillos que han estudiado en las facultades de economía y empresariales. Esto es: bárbaros del especialismo que, por un motivo u otro, quieren prepararse para directivos, como mejor forma de vida. No me extraña, por tanto, que gentes como vosotros hayan sido los causantes de la actual crisis. Por más que leo vuestros blogs y vuestras webs, como liberalismo.org, no encuentro por donde cogerlas, pues tenéis un cacao sobre el liberalismo y lo liberal de padre y muy señor nuestro. Es el liberalismo para que las santas narices del más poderoso haga y deshagan. Es cierto, con los impuestos, que el margen de beneficios se estrecha a corto, pero, a la larga, los beneficios se siguen dando. Si no se dieran, no habría ningún negocio. A la vez, con ellos, se hace una sociedad algo más justa. Es cierto que los políticos pueden adolecer de inmoralidad a la hora de gestionar los recursos, pero éstos, al menos, como se deben al voto de la población tratan, de alguna manera, de beneficiar a los más. El empresario, para el cual en verdad preconizáis la libertad -que no para otros-, solo busca en beneficio de los menos: de él mismo. Esto tiene parte de bueno, en eso tenéis razón, pero también tiene mucho de malo si no se le paran los pies. Porque, a lo que a mi me parece, lo que propugnáis es un liberalismo para unos pocos: los que atesoran un patrimonio más que holgado. Esos que, como no saben donde hechar el dinero, invierten en arte de una manera especulativa. Con los impuestos, abogadillos de ricos, en mi opinión, el mundo se equilibra y, por tanto, las tensiones sociales se apaciguan algo, que también es positivo, aunque no es el argumento principal. El argumento principal es la Justicia. Por eso estoy a favor de la tasa Tobin, por ejemplo. Tu postura al tanto de la libertad, permíteme decirlo, se encuentra sesgada, en mi opinión. Le falta veracidad, autenticidad, y está influenciada ideológicamente del mismo modo que el pensamiento marxista lo está. Leyendo vuestras Webs, filosofillos, os la dáis de sabios y se os ve el plumero de mentecatos. Hiláis una ristra de argumentos descojonantes, como uno que dice que no se puede ser "liberal" y de "izquierdas", mostrando un desconocimiento mostrenco de las ideas políticas de este país: cenutrios. Desde un plano ético, preconizar de la libertad se refiere a la libertad de todos, no de unos pocos, me imagino, porque, si no, vaya fundamento de la moral más pusilánime que tenéis. Habláis, por otro lado, de que los vuestro no es ideología, !válgame!. En cambio, todo el pensamiento de la izquierda si que lo es. !Vaya tonterías más grande que tenemos que escuchar por parte de estos jovenzuelos egresados de las facultades de económicas del Opus! Parece que con lo que topamos es con la concepción de la libertad. Creo que olvidan los "liberales" de tu escuela algo esencial que no tienen en cuenta: la larga evolución sociológica en las relaciones de trabajo. Vaya, diréis, ya estamos con lo mismo. Pues si y no. Vuestra óptica se encuentra sesgada de todas todas, y no tiene en cuenta miles de variables humanas y, por ello, sois jóvenes barbaros que de la vida sabéis una mierda. En especial ignoráis la diferente condición de entre quien detenta la propiedad -al que consideráis "individuo", con argumentos no tan alejados de la realidad- y de quien solo posee, como bienes principales para comer y mantener su casa, así mismo. Es cierto que detrás de esas corporaciones se encuentran unos "individuos", desaprensivos a más no poder. Puestos de poder a los cuales vosotros aspiráis. Y conseguiréis algunos: los que seáis del Opus con más facilidad. El poder negociador, como digo, de uno, el empresario - que no sabemos si es "individuo" o no- no es el mismo que del otro, el empleado. A su vez, una vez efectuado eso que se denomina "contrato de trabajo" existe una verdadera relación asimétrica. Uno tiene el Poder de dirección y el otro la obligación de obedecer. Por tanto la libertad no es la misma ni tiene el mismo rasero. Si con la libertad que propugnáis no contrataseis a nadie, os lo guisaseis y lo comiséis: olé vuestro huevos. Y no es que estemos en contra de "la empresa", o "el empresario", monaguillos del Instituto Empresa. Lo que solicitamos es su control. Que estos esten al servicio de la sociedad, y no la sociedad a su servicio, que es lo que éstos ¿individuos? suelen considerar. Por que como dicen en mi pueblo: “quien no tiene dinero: pone el culo por candelero”. Vuestro concepto de libertad es muy diferente al mío, por tanto: que ponga el culo vuestra madre. Para mi la libertad es subirme a un risco de la sierra de mi pueblo y mirar mi valle. Ahí si que hay libertad "individual", siempre que no dependas del cacique de turno, como ocurrió en otros tiempos. Esto es: No tener quien me mande y no mandar a nadie. Eso si que es libertad, y no el coño que vosotros propugnáis. Me imagino que para vosotros, “los liberales austriacos” -vaya pedantez-, ese concepto también puede valer, pero os va más la libertad del porsche, ignorantones de vida, y "el utilitarismo". Ala ala, que osdivirtías en vuestros saraos, que yo soy feliz en el campo. Convendrás conmigo que existen diferencias sociales entre la libertad de quien puede dictar lo que se debe hacer, que por regla general suelen ser esos "individuos" para quienes propugnáis la libertad -vuestros papas y tios que financian el ESIC- y de quien no. Para vosotros, los “liberales austriacos” o como rayos os defináis, la libertad consiste en que, si tienes dinero, impongas tus condiciones de mercado libremente. Valiente concepto de la libertad. Libertad para someter los santos huevos de unos sobre los de otros. No creo en utopías y tengo una concepción muy negativa del ser humano, que, de hecho, se mueve por la codicia, como asevera razonablemente Adam Smith. Los impuestos son un límite a la codicia vuestra. Porque, lo tengo claro. La codicia busca el Poder: y el poder consiste en imponer, libremente eso sí, la visión del mundo de quien posee perras a quien no las posee dinero. Porque ya se sabe quien no posee dinero: le dan por el culo. Digo que tu concepción adolece de veracidad por varios motivo, estos filosóficos, para que veáis que también sabemos ser crípticos: Vosotros, adláteres del ICADE, no partís de una concepción de la realidad como algo completo y, por tanto, de la verdad. Tu mismo te defines como “filósofo austriaco”. Un filósofo busca la verdad, de por sí, sin etiquetas. Pero vosotros salÍs de los centros de adoctrinamiento navarros, que para más INRI son cristiano. Seréis calvinistas. Siempre he pensado que para el verdadero filósofo las etiquetas significan visiones sesgadas y, por tanto, no son auténticas, veraces. Eso le pasó a las corrientes continentales del idealismo, a los marxistas y a las filosofías liberales austriacas: filosofía esta última de pacotillas, pues solo tiene en cuenta "la maximización" económica en el comportamiento humano. Pues vaya birria de humano que tenéis en la cocorota. Es más considero que tanto el marxismo como la liberal concepción del homo oeconómicus (concepción muy reducida del ser humano y de la libertad, como digo) son filosofías falsas. Ambas tratan de justificar teóricamente, con un aparato denso, prolijo, y que no entiende ni su puta madre una concepción de la realidad que, en último término, lo que busca es tratar de justificar lo que las majaderías que a uno le enseñan de niño en sus casas y en vuestros colegios de pago cristianísimos. Elogiáis la libertad del individuo, en cambio, obvias algo esencial: que lo que propugnas es “libertad de empresa”. Y las empresas no son "individuos", ni compararse puede una cosa con la otra. Confudís, eso sí, "individuos" con personas. Personas son las que viajan en patera desde el Africa, que también tienen derecho a la libertad, y no solo los "individuos" que dirigen vuestros negocios hispanos de entretegidas redes sociales del Opus. Por eso mi concepción de “libertad” difiere de la tuya, y por tanto somos liberales en un sentido muy diferente. Libertad, para mí, es equilibrar las diferencias socioeconómicas entre los individuos, para que así, cuando se negocie –en el libre mercado- haya una mayor paridad. Las circunstancias reales de muchas personas es que no son libres porque no tienen un duro, ni dos reales y medio, ni posibilidades para obtenerlos. Acusáis de vagos a los que tienen menos y vosotros, como tenéis más, os creéis más trabajadores. De eso nada, el trabajo y la riqueza no están tan relacionadas como vosotros argumentáis buscando justificación cristiana: !fariseos!. Váis a vuestros colegios del Opus, a vuestras escuelas de negocios del Opus: y así salen las majaderias que contáis, que solo buscan vuestro "propio beneficio", justificando que eso es bueno para todos. Pero para vosotros, liberalillos, más. Existen muchas más variables que no queréis reconocer, porque no os conviene Si esa circunstancias no se analiza, dichas teorías no valen para acceder a lo que se pretende: la verdad. Y sin búsqueda de verdad no hay filosofía. Hay manipulación. Y eso es lo que hacéis con vuestras revistas, con vuestros periódicos, con vuestros colegios, con vuestras universidades...

1 comentario:

Liberto Brau dijo...

Quiero agradecer tus visitas a “Amanece púrpura”, lectura del primer capítulo de esta novela “en proceso” y comentario… en suma, tus palabras. Vuestra respuesta ha sido realmente espectacular, desmedida, superando en mucho mis expectativas. En apenas nueve días “Amanece púrpura”, su primer capítulo, ha tenido 750 lecturas, 70 comentarios como el tuyo entre los que dejaron sus palabras en la página o en mi e-mail… Recientemente he editado la segunda entrega, que te invito a visitar y leer… Mantengo el acuerdo de “palabras” que planteaba: un nuevo capítulo cada 52 comentarios, por lo menos… Gracias Gracias Gracias… Y ahora me voy a leer tu último texto… El que escribe debe leer, y viceversa… Saludos cómplices… Liberto Brau