Como andan los tiros por las relaciones laborales: las relaciones del oeste. Un oeste un tanto incierto, me parece, pues los que tiran a matar siempre son los mismos y los que van desarmados, como quien dice sin paga, son los de siempre. Se impone un modelo de relaciones laborales que yo llamo de crisis, de recesión. Éste, por si ustedes no entienden de la materia, que yo sí, es el siguiente: Monto un chiringuito (inmobiliario, por ejemplo), hago dinero, lo meto en la maleta, hago las inversiones oportunas a nombres diferentes a mío, cierro el chiringuito… y pum, pum…: una filosofía neoliberal de las relaciones laborales. Cuando a Aznar, en su día un hombre pragmático, sin ataduras ideológicas, le pusieron en el Poder los que le pusieron: los dos grandes complejos económico-financieros (BBV-La Caixa – con Repsol, Gas y Telefónica-, por un lado, y Santander/BCH, por otro) andaban buscando una recesión como la que se tercia hoy en día. Lo que le han fallado han sido sus estrategas, y por ello han andado a la deriva. La filosofía es bien sencilla, y arto estoy de saberla, por escuchar la radio inter-economía, y por conocer a algún que otro de sus reverendos. Materias económicas que entroncan con el interés que tengo sobre lo moral y su filosofía: la ética en los negocios y en las relaciones laborales. Eran tiempos del empresario, la moral del tiburón: el empresario no es un desalmado social, con crean, y en cuanto dispone de su ámbito adecuado (gastos públicos paupérrimos, impuestos ligeros y contrato civil para el de trabajo) está más que interesado, el benemérito, en colaborar en beneficio de la comunidad -¡Qué buenos son, los señores empresarios, qué buenos son que nos dan de trabajar!-. En “buen capitalista” había sido despreciado hasta entonces, y sus hijos y sobrinos, corifeos suyos y con masters en el IE, abandoreleando el “alabaré” los domingos, día de nuestro señor, había sido despreciado hasta entonces: y sólo espera que vuelvan las condiciones favorables, que majos, para desarrollar su tarea social: a partir de ahí las recetas liberales auguran mayor crecimiento económico, mayor riqueza y más empleo. Vamos, los mismos argumentos que comentan el cenutrio del Land Rover, el de la viserilla, el de la camisa de cuadros de canal siete en sus tertulias al fresco entre afines en cualquier pueblo de política carpetovetónica, todos ellos expertos en análisis balances, cuentas de explotación, apalancamientos financieros y ratios de solvencia. La primera medida que se tomó fue eliminar el horripilante y bochornoso contrato de aprendizaje que permitía ser aprendices a maromos con canas. Solución: nuevo contrato para fomentar “la contratación indefinida”. Modo: “despido por causas objetivas” más barato: decovin deconvan de la vera vera van dijo el padre en la cocina ¿Cuántos dedos tengo encima?... dos reales y medio: “pa” cuando cierre el chiringo. Ahora vean ustedes la jugada: vieron la del chiringuito ¿Verdad? –lo llaman franquicia de “Don Piso”, por poner el caso- y ya saben lo de la maleta ¿Me copian?. Y ¿Qué se ve? Al joven hipotecado con ojos de corderillos degollado, hasta hace poco con callos en los pies de patearse tanta calle, al que se le hace la siguiente propuesta: Mira chaval o aceptas una semanilla de indemnización por despido procedente, y a tu casa, tan contento, o ya sabes, por una birria cochina de 33 días por tres cochinos años inicias procedimiento, pero cuando llegues, yo ya habré desaparecido, así que vete al FOGASA y espera año y medio. Respuesta del corderillo recién degollado: venga la semanilla. Lo que les digo una filosofía neoliberal de relaciones laborales. Anda y que les den. Algunos de los neoliberales, que se dedican a hacer punto, a escuchar la cadena COPE, y leer
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