domingo, 24 de agosto de 2008

Beatos Ignorantes




Beatos ignorantes: pondréis el alma en un puño, diciendo que se os insulta. Pero yo os digo, beatos ignorantes, que no es insulto decir verdad. Pues ¿No es verdad que sois iletrados? Pues eso es lo que sois, beatos ignorantes. Y ese es el problema, que como no leéis, salvo el catecismo: no tenéis ni pajolera idea de nada. Pero no temáis, eso es lo que quieren de vosotros, beatos ignorantes, para hacer un rebaño: rebaño de borregos; sois tan tontos, que la sola voz de un hombre desde el púlpito os hace decir imbecilidades sobre política; beatos borregos, beatos ignorantes, además de pecadores, incapaces de crear una moral racional, queréis imponer vuestra doctrina teocrática a los demás: como tenéis obliterado el cerebro necesitáis una moral heterónoma – la que os dicta un cura – y no tenéis la capacidad para crearos una moral autónoma: hecha solo con vuestra razón. Pero eso es lo que quieren. Ya dijo Voltaire “Debe ser muy grande el placer que proporciona el gobernar, puesto que son tantos los que aspiran a hacerlo” y por eso os necesitan, panda de borregos. ¿Por qué estoy siendo tan duro con vosotros, beatos ignorantes? porque proclamo en voz alta la libertad de pensamiento y muera el que no piense como yo, siguiendo con Voltarie. Dijo Victor Hugo que Voltaire es un precursor: Es el porta antorcha del siglo XVII, que precede y anuncia una revolución. Es la estrella de ese gran mañana. Los sacerdotes tienen razón para llamarle Lucifer. Pero vosotros, beatos ignorantes, vivís como si el siglo de las luces no hubiera acontecido: solo escucháis lo que un solo hombre dice desde el púlpito, habiendo habido muchos y más sabios que él. Si escucháis a un solo tonto, tonto os quedáis. Y eso es lo que os pasa, beatos ignorantes. El Evangelio prohíbe a los que desean alcanzar la perfección amontonar tesoros y conservar los bienes temporales, como terminantemente puede verse en San Mateo. Pero éstos, Midas con capucha, invierten hasta en empresas que fabrican preservativos: beatos ignorantes, condenados están a la hoguera eterna. Vosotros tranquilos: no iréis al infierno por ello, vuestra ignorancia no os hace responsables del todo: pero si sois responsables de ser tan tontos, si sabéis leer. La pasión de dominar es la más terrible de todas las enfermedades del espíritu humano: y esa es la que, beatos ignorantes, quieren para vosotros, los borregos, y –lo que es más grave – para nosotros. Pero ya hace más de doscientos años que los ilustrados nos aclararon lo que esta gentuza hacía, ayudados por otra gentuza impresentable formada por beatos ignorantes. Voltaire nos aseguraba que el ateismo es el vicio de una cuantas personas inteligentes; pero por suerte cada vez quedan menos borregos, aunque vosotros, beatos ignorantes, seguís en entre los rebaños. Queréis el poder, beatos ignorantes, y creéis que son todos de vuestra condición: Decís una necedad y a fuerza de repetirla creéis acabamos creyéndola, que también lo dijo el ilustre filósofo francés, al que nunca habéis leído por lo tontos e incultos que sois. Pero os necesitamos, beatos ignorantes, necesitamos que sigáis dándole a la manivela de las ondas y alineandoos con un partido: por favor: seguid así, panda de iletrados, la izquierda os necesita; para finalizar termino con el ilustrado más jocoso al que vosotros no tenéis capacidad ni entendederas suficiente, en el supuesto que entendáis algo – porque ni lo que dice el evangelio entendéis, cafres, ni lo que dice el cura, bobos, salvo cuando estos hablan de política -: “La esperanza es una virtud cristiana que consiste en despreciar todas las miserables cosas de este mundo en espera de disfrutar, en un país desconocido, deleites ignorados que los curas nos prometen a cambio de nuestro dinero”. La jerarquía eclesiástica durante siglos ha tratado de quemar a los librepensadores: No creías que ahora, nosotros, queremos lo mismo para vosotros, beatos ignorantes; queremos que sigáis contaminando las ondas, queremos que sigáis publicando en los periódicos, que sigáis en los foros: es eminentemente necesario, tanto para ello como para nosotros, porque, gracias a Dios, sois menos que nosotros, los ciudadanos.


«Entendemos hoy en día por fanatismo una locura religiosa, oscura y cruel. Es una enfermedad que se adquiere como la viruela.» (Voltaire Diccionario filosófico, 1764, artículo sobre el «Fanatismo»).

No hay comentarios: