jueves, 30 de octubre de 2014

LEER A MARX DESDE HEGEL. NECESIDAD DE SABER QUÉ ES LA DIALÉCTICA. LA FETICHIZACIÓN DE LA ECONOMÍA POLÍTICA Y DE LA MERCANCÍA. LA TEORÍA DEL VALOR.


Lectura de Marx II

Marx realiza una crítica a la economía política burguesa desde la Filosofía. La ilustración del siglo XVII se había expresado en tres tiempos y lugares que se dieron consecutivamente: en Inglaterra fue política y económica, en Francia fue más política que filosófica y en Alemania fue más filosófica que política. Así, Marx tenía más fundamentos teóricos para abordar la crítica de la economía política. Hegel vuelve a traer la filosofía griega a su punto de continuidad, como una elaboración sintética de los mismos. “Los griegos son aún, y renacen en Alemania. Así, Marx recoge la filosofía para entender la economía. En primer lugar la dialéctica como método del pensar que es ir de lo abstracto determinado a lo concreto indeterminado (diáiresis ascendente) para entender la condición de posibilidad, lugar de los fenómenos (la mercancía como fenómeno; Marx como fenomenólogo) y conocimiento de los mismo. Así para entender a Marx hay que entender el lenguaje filosófico: las determinaciones  como delimitación, que parte de lo que no tiene determinación (a-peiron), y la esencia como condición de posibilidad y “ser”, fundamento de las reglas necesarias e inmanentes (arché, principio del capitalismo). Así en Marx cada palabra es un concepto filosófico griego-hegeliano: ¿Qué economista es capaz de hacer eso? Ninguno. La economía es una ciencia fetichizada. ¿Qué quiere decir esto? Para Marx es conferir propiedades teologales a lo hecho por la mano del hombre: un fetiche. Y la mercancía será un fetiche. Una aparición fenomenológica que la economía política absolutiza. Esto es: corta las relaciones que la mercancía tiene. Y sin relaciones un concepto ya no es relativo, sino absoluto. La mercancía es un fenómeno luminoso y misterioso. Una aparición en el más estricto concepto filosófico. Un ser-ahí: el Da-sain. Aparece en los estantes del Mercadona: Cerezas del Jerte. La economía política solo entiende de una parte de esa mercancía: que satisface necesidades y por tanto tiene una “utilidad”. Sin embargo detrás de ese producto hay vida humana que ha producido esa mercancía. Y esa vida humana es, precisamente, lo que tiene valor. La fetichización es conferir un halo mágico al producto y esconder la relación de producción inherente a la misma. Toda la economía burguesa partirá de ese hachazo a las relaciones, con el objeto de ocultar. Así, el dúplice carácter de la mercancía es que posee “valores de uso” y “valores de cambio”: las mercancías valen porque se usa y porque se cambian. Y nadie advierte, y ese el primer descubrimiento de Marx y su primera categoría, que las mercancías valen porque en ellas se encuentra el trabajo humano, la vida social y las relaciones sociales para producirlas. Marx empieza su economía como una antropología, auque su fin será ético. En las mercancías (servicios) hay vida muerta. Bien. Ese es el primer avance de la lectura de Marx, pero es preciso señalar, antes, que es preciso tener presente el concepto “de categoría”. Kategoreim viene de Aristóteles como especies necesarias u lógicas de los entes. Inherentes a los entes múltiples y formas de hacerse presente los entes. En Kant las categorías pertenecen a los sujetos cognoscentes, que categorizan los fenómenos para aprehenderlos, como condiciones de posibilidad del conocimiento sensible. Marx beberá de esa tradición. Su objetivo es montar un régimen de categorías (gnoseología) para comprender lo real y descubrir la esencia oculta, no sensible, de la economía política y con ello, descubrir (desvelar, des-ocultar, a-letheia) los principios básicos, las leyes del movimiento capitalista. Y a fe que lo logra. Los marxistas de salón no saben en verdad como lo hace.  Este es el marco categorial, paso a paso, que voy a intentar descubrir en esta lectura intensiva y lenta de El Capital.

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