miércoles, 20 de abril de 2011

El holocausto español, de Paul Preston. Comentario anterior a su lectura.





La verdad es que esto de la Guerra Civil Española es una cosa apasionante donde las haya. La cantidad de muertes por motivos políticos y el carajal ideológico seguramente lo conviertan en interminable. La década de los treinta fue terriblemente apasionante, y la historia del movimiento obrero y su ideología y su filosofía fundamental. La historia confractual es entretenida y divertida. Ahí está JDJ, como muchos otros, entre ellos yo, metidos en el ajo. Pues sí, el Sr. Moa no es un tipo tonto ni que sepa de qué va la mandanga (sin bailarle el agua). Las huelgas revolucionarias de 1934 y que desembocaron en la revolución de Asturias, por motivo de que tres ministros de derecha - y contrarios al régimen instituido en 1931- entrasen en el gobierno fueron la puntilla que necesitaba la sociedad española para su polarización. La percepción de las masas obreras de que el movimiento político de las derechas perseguía hacerse con el Poder  por la vía legal como Hitler o Mussolini convirtió en insurrecional la huelga en Asturias.  La posterior represión, encarcelamientos, y uso de la fuerza militar africanista para su control el momento clave como para explicar que el experimento republicano fue un fracaso: con miles de presos políticos en las cárceles, o exilados. Esto es: la polítización efectiva y real que llevará al odio y al exterminio se inicia en 1934, posiblemente tras la huelga del campo del verano, el desencanto por las trabas y puesta en práctica de la reforma agraria, y con una derecha católica plenamente beligerante y unas masas obreras y campesinas más que soliviantadas. Y fue un fracaso porque España, el país de la contrarreforma, o una parte de España, era incapaz de asumir en cambio intelectual que había dado el mundo y porque el conflicto social y político que se desarrollaron ideológicamente en el siglo XIX cobraron una expresión sui generis en esta piel de toro. La única forma de suturar heridas, si es que es posible, es que lleguemos a una comprensión cabal de los hechos, sin sectarismos; cosa realmente difícil si tenemos en cuenta hay muertos y desaparecidos que van a quedar sepultados por el olvido, cosa que no es de recibo. Luego tenemos la gravedad terrorífica del primer franquismo. Este libro de Paul Preston parece interesante, pero no me da muy buena espina a leer, solamente, su prólogo, dando unas cifras que hay que coger con pinzas, y que, de hecho, ya está recibiendo críticas. Un comentario sobre este libro, del que solo he leído las primeras páginas - y que compraré cuando salga en edición de bolsillo -, lo he encontrado en este blog de Juan Cruz. El comentario en El País es éste. El tema de los números es difícil de establecer, aunque no creo que sea lo importante en sí, debido a sus dificultades en establecer, sino el odio y el exterminio, en sí, y como ese se gesta para que de tal modo se hiciera efectivo en España del modo a como se hizo. Realmente inexplicable. Por cierto, el otro día ví una película de Tim Robbins titulada abajo el telón, que me pareció magistral y que recoge el periodo de entre guerras en Norteamérica, con personajes como Orson Welles, como pocas veces he visto.



1 comentario:

Sigi dijo...

De la Guerra Civil española solo hemos conocido con detalle lo que nos contó la enciclopedia, el NO-DO Y OTROS DOCUMENTOS FASCISTAS Y ECLESIÁSTICOS. Han tenido que pasar muchos años para que los "amedrentados" de la izquierda se han decido, a cuenta gotas, a contar la otra versión. Pero nunca es tarde para conocer lo ocurrido. Las víctimas son muchas por ambas partes, pero la atrocidad de la persecución de la postguerra por parte de los fascistas no tiene perdón ni debe ser olvidada.