viernes, 14 de agosto de 2009

Historia moderna de España I

Aunque pueda parecer algo pronto para la reflexión histórica, va siendo hora de ir poniendo en orden algunos hechos de la historia política española reciente. Tan reciente como que es de hoy mismo. Aseguran los entendidos que la historia hay que contemplarla desapasionadamente en el futuro; que no es hoy cuando se han de reflexionar de determinados hechos. Sin embargo, deben quedar marcadas las opiniones ambientes de una determinada época. Y quizá, el mejor momento de hacerlo es en el momento en que se viven. Este verano de 2009 es pródigo en hechos políticos que pueden ser trascendentes. O seguramente no lo sean. Pero merece la pena anotarlos. Entre los dos partidos políticos mayoritario – PSOE y PP – andan de uñas arriba, lanzándose estoques de muy graves consecuencias; la credibilidad de todo el entramado político de la Restauración borbónica y el régimen político vigente en esa fecha. Las acusaciones de caciqueas locales y autonómicas y el uso del aparato judicial y policial entre ambos partidos son de muy graves consecuencias. Todo parece indicar que nos encontramos en épocas parangonables -en cuanto a que la España vital, que pasa de los políticos, está alejada de la España oficial y a sus tejemanejes - a la crisis política de la restauración borbónica canovista, donde las corruptelas de la clase política eran muy patentes. En un sistema que era del todo corrupto hasta en su médula más intima, desde el sistema electoral, hasta el turnismo pactado. Como lo que ocurre hoy. Ciertamente no es hoy época de efervescencia social. Pero la raíz política, las formas típicas de la política española, viene a ser la misma: unas Oligarquías de partido presidiendo el poder, unas camarillas de partidos, y grupos de presión y de Poder, ocupando todos los lugares de la política: los Ayuntamientos, las diputaciones, las Comunidades Autónomas, la judicatura, el ejército, la Monarquía. Sin embargo, es en los partidos donde se encuentra el entramado básico de la base donde se construye el sistema de corrupción generalizada de la Restauración borbónica. El sistema ha degenerado en un régimen de partidos donde obtienen todo el Poder sin límite alguno. Una quiebra total, por tanto del estado de Derecho. Los síntomas han venido siendo recogidos ya desde tiempo atrás. Las legislatura del PSOE con tramas de corrupción, y casos como el de Corcuera – con una ley franquista elaborada por un ex sindicalista- o el GAL – la guerra sucia contra ETA heredera de los métodos propios del franquismo fue un ejemplo. La legislatura posterior al turno, correspondiente al Partido Popular se llenan de casos de corrupción no menos ejemplares: sin duda, el control de la información de las cadenas públicas, donde vuelven a ocuparse de las mismas todos y cada uno de los dirigentes “falangistas” y de “El movimiento”. El periodista Urdaci, deletreando el CCOO, es un ejemplo. Hemos de recordar que este movimiento sindical de CCOO, supuestamente comunista, hubo de tener una importante labor en la trasformación y continuismo del régimen, pero no colaboró en su hundimiento. La salida a las calles de los cuellos azules por la carretera de Barcelona no van contra el régimen, no van con la ruptura, no buscan el derribo de todo el entramado franquista. Simplemente van, o caen en la trampa, o es una oposición domesticada, o es un oportunismo de transacción, a las claras, con el régimen entre sindicalistas y falangistas. La UGT tampoco está ociosa en todo esto: que pinta, pues, Corcuera un sindicalista bregado como ministro; o el presidente del comité de empresa de la PEGASO, un comunista declarado, como delegado de gobierno provincial. Sindicatos domesticados y creados ad hoc como una estrategia de “reforma” y no de “ruptura”. CCOO Y UGT, los de verdad, los antifraquistas, están en el exilio. Los de aquí son una reforma de vertical que pacta y se vende. Así de claro. Y Urdaci va y cuenta lo de CeCeOO. Los cuellos azules que salen a la calle van contra el gobierno de Arias Navarro, nada más. El sistema Oligocrático está servido en bandeja. Es el momento de Adolfo Suárez y el movimiento obrero domesticado. El Opus dei organiza el movimiento sindical desde las sacristías. Hoy a 2009 vemos más efectos. Es el caso de las investigaciones del llamado “caso Gürtel”. Una empresa que prepara y organiza la campaña electoral del Partido Popular y que cobra de las administraciones. El tesorero del Partido Popular se encuentra implicado. Aunque a nadie sorprende. El meollo del asunto, de la corrupción, está en la financiación de los partidos. Temas tabú y raíz de la oligocracia de partidos. De ahí se desatan graves acusaciones que ponen en tela de juicio el entramado político en el que se monta la restauración borbónica de 1978 y su déficit democrático. Los dirigentes del partido popular se sienten perseguidos por el uso político de la policía y de la fiscalía por parte del gobierno. La derecha acusa la impunidad con la que actúa el gobierno. Sin embargo, supuestamente España, programáticamente, se constituye en un Estado de Derecho; pero las acusaciones que se lanza demuestra que de facto esto no es así. Teoricamente un Estado de Derecho significa que los poderes públicos se encuentran sometidos al Derecho. Pero en el momento en que el Derecho persigue a alguno de los poderes se abre la caja de los truenos. Y se habla de persecución. El secretario del PP Javier Arenas acusa al presidente del Gobierno de “Dictador” y la 2ª del Partido, Maria Dolores de Cospedal, acusa de escuchas ilegales; donde parece ser, hay una desconfianza en las propias instituciones del Estado de Derecho. Queda claro que el régimen político hace aguas en ese momento. Arenas subraya: “Nunca en 30 años de democracia hemos vivido una situación peor de utilización política por parte del Gobierno, de la policía y la fiscalía para agredir al Partido Popular"” y "lo mediático y la absoluta impunidad, con el fiscal de brazos cruzados, ante la filtración de sumarios secretos". Y es que el sistema político de la monarquía parlamentaria de restauración borbónica hay que analizarlo históricamente. Si Cánovas montó la I restauración, Franco y los aperturistas, los opusdeistas y los oportunistas montan la II restauración monárquica. Y el régimen es un régimen de dictadura parlamentaria, como con razón dice el político de la derecha Javier Arenas (parece incorrecto hablar de “político derechista”, como hacían los historiadores con los políticos de la II República), que asesta un duro golpe a la credibilidad del régimen. La derecha está hecha un basilisco, porque advierte que el régimen montado por ella en continuación a la dictadura franquista, no conviene para cuando no tiene el Poder Absoluto; porque lo que ocurre en este régimen de monarquía parlamentaria es que el partido que goza de la mayoría de la cámara goza del Poder Absoluto, porque el sistema adolece de falta de División de Poderes.¿ Entrarán los derechistas al derribo del régimen?. Muy posiblemente no lo hagan, porque el régimen se mueve por la intoxicación informativa y manipulación de los medios de comunicación. Y en eso está el Partido Popular, que espera el turno. Pero el sistema no se sostiene. Porque el problema no es un problema de regeneración democrática. Sino de instauración democrática.---

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hace ya tiempo que no pasaba a leerte y de verdad sigue siendo un placer.
No cambies
El Canuit