Erística , a
partir de la antigua palabra griega Eris que significa "
disputa " o " conflictos " y techne, arte, procedimiento
es el arte del conflicto y del debate. A menudo se refiere a un tipo de argumentación
que se centra en terminar con la disputa con éxito de un argumento en lugar de
acercarse a una realidad dada.
1. Argumento
ad hominem (del latín,
"contra el hombre") a un tipo de falacia
(argumento que, por su forma o contenido, no está capacitado para sostener una
tesis) que consiste en dar por sentada la falsedad de una afirmación tomando
como argumento quién es el emisor de ésta. Para utilizar esta falacia se
intenta desacreditar a la persona que defiende una postura señalando una
característica o creencia impopular de esa persona.1
Una falacia
ad hominem tiene esta estructura:
A afirma B;
Hay algo
cuestionable (o que se pretende cuestionar) acerca de A,
Por tanto, B
es falso.
2. Falacia
del hombre de paja o del espantapájaros consiste en caricaturizar los
argumentos o la posición del oponente, tergiversando, exagerando o cambiando el
significado de sus palabras para facilitar un ataque lingüístico o dialéctico.
Su nombre hace alusión a que el argumentador no combate los argumentos
contrarios, sino una imitación falsa y vulnerable de los mismos (el «hombre de
paja»), a fin de dar la ilusión de vencerlos con facilidad.
3. Generalización
apresurada, muestra sesgada o Secundum quid, es una falacia
que se comete al inferir una conclusión
general a partir de una prueba insuficiente. Una generalización
apresurada puede ser entendida como una mala inducción (carente de cogencia).
Por ejemplo, considérese el siguiente argumento:
Juan es alto
y es rápido.
María es
alta y es rápida.
Matias es
alto y es rápido.
Por lo
tanto, todas las personas altas son rápidas.
Concluir que
todas las personas altas son rápidas, porque haya tres que lo sean, es una
generalización apresurada. Es muy probable que haya personas que sean altas y
que sin embargo no sean rápidas.
El límite
entre una generalización apresurada y una buena inducción a veces puede ser
difuso, y establecer un criterio claro para distinguirlos es parte del problema de la inducción.
4. Petición
de principio (del latín petitio principii, "suponiendo el
punto inicial") es una falacia que ocurre cuando la proposición por ser probada se
incluye implícita o explícitamente entre las premisas.
Como concepto en la lógica la primera definición de esta falacia conocida en
Occidente fue acuñada por el filósofo griego Aristóteles,
en su obra Primeros analíticos.1
Este término
no se suele aplicar a la falacia más general que resulta cuando la evidencia
dada para una proposición necesita tanta prueba como la
proposición misma. El término más usado para una argumentación semejante es el
de falacia de las muchas preguntas.
5. «Post hoc
ergo propter hoc» es una expresión latina que significa “después de esto, por
lo tanto, a consecuencia de esto”. A veces se acorta por post hoc.
Post hoc es
también llamado correlación coincidente o causalidad falsa. Es un tipo de falacia
que afirma o asume que si un acontecimiento sucede después de otro, el segundo
es consecuencia del primero. Este es un error particularmente tentador, porque
la secuencia temporal es algo integral a la causalidad: es verdad que una causa se
produce antes de un efecto. La falacia viene de sacar una conclusión basándose
sólo en el orden de los acontecimientos, lo cual no es un indicador fiable. Es
decir, no siempre es verdad que el primer acontecimiento produjo el segundo
acontecimiento.
Post hoc es
un ejemplo de la falacia de afirmación de la consecuencia. Puede expresarse
así:
El
acontecimiento A sucedió antes que el acontecimiento B.
Por lo
tanto, A debe haber causado B.
Post hoc se
relaciona también con la falacia de “correlación no implica causalidad” o cum hoc ergo propter hoc.
6. Falso
dilema involucra una situación en la que se presentan dos puntos de
vista como las únicas opciones posibles, cuando en realidad existen
una o más opciones alternativas que no han sido consideradas. Las dos
alternativas son con frecuencia, aunque no siempre, los puntos de vista más
extremos dentro de un espectro de posibilidades. En vez de tales simplificaciones
extremistas suele ser más apropiado considerar el rango completo, como en la lógica difusa.
El "falso dilema" también es conocido como dilema falsificado, falacia
del tercero excluido, falsa dicotomía,
falsa oposición,1 falsa
dualidad, falso correlativo o bifurcación
La falacia
del falso dilema es una de las formas de uso incorrecto del operador
lógico «o». Para otros usos incorrectos de este mismo
operador, vea la falacia de la elección falsa.
Un falso
dilema no tiene por qué estar necesariamente limitado a dos alternativas,
pudiendo involucrar tres o más, pero en todo caso se caracteriza por omitir
alternativas razonables sin argumentar esa exclusión, sea ésta deliberada o
accidental.
7. Argumento
ad ignorantiam, o argumentum ad ignorantiam, también conocido como llamada a la
ignorancia, es una falacia que consiste en sostener la verdad (o
falsedad) de una afirmación alegando que no existe evidencia o prueba de lo
contrario, o bien alegando la incapacidad o la negativa de un oponente a
presentar pruebas convincentes de lo contrario.1
Quienes argumentan de esta manera no basan su argumento en el conocimiento, sino en la
ignorancia, en la falta de conocimiento.1
Esta impaciencia con la ambigüedad suele criticarse con la frase: «la ausencia
de prueba no es prueba de ausencia»;2
es decir, se comete esta falacia cuando se infiere la verdad o falsedad de una proposición
basándose en la ignorancia existente sobre ella.
8. Onus
probandi (‘carga de la prueba’) es una expresión latina
del principio jurídico
que señala quién está obligado a probar un determinado hecho ante los tribunales.
El
fundamento del onus probandi radica en un viejo aforismo
de derecho que expresa que «lo normal se entiende que está probado, lo anormal
se prueba». Por tanto, quien invoca algo que rompe el estado de normalidad,
debe probarlo («affirmanti incumbit probatio»: ‘a quien afirma, incumbe la
prueba’). Básicamente, lo que se quiere decir con este aforismo es que la carga
o el trabajo de probar un enunciado debe recaer en aquel que rompe el estado de
normalidad (el que afirma poseer una nueva verdad sobre un tema).
En el pensamiento crítico significa que quien realiza
una afirmación, tanto positiva («Puedo levantar 50 kilos con un solo
brazo») como negativa («Esto es imposible, pues no existe vida
extraterrestre»), es a quien le corresponde probar la proposición y no a su
interlocutor. Este, con una saludable dosis de escepticismo,
dirá: «Si es así, desmuéstramelo». Es importante aclarar que ni la ciencia ni
nadie puede probar un negativo («No existen los gnomos»), especialmente si
se es infalsable;
puesto que quien afirma un asunto clamará inexorablemente que «aún no se ha
buscado debajo de todas las piedras» (véase Tetera de
Russell). Las excepciones son los casos en que es posible demostrar
mediante modus tollendo tollens o reducción al absurdo que su positivo es
autocontradictorio («Existen círculos cuadrados»), por tanto necesariamente su
negativo es cierto («Por sus definiciones, es imposible la existencia de tal
figura, por tanto no existen»). No obstante a lo anterior, hay que tener
cuidado de no caer en la falacia ad ignorantiam, pues ausencia de pruebas
no es prueba de ausencia. De acuerdo a la Navaja de
Occam o principio de parsimonia, si se presentan dos hipótesis
alternativas para explicar un hecho, ambas igualmente carentes de evidencias,
se debe preferir aquella que requiera de menos supuestos.
9. Non sequitur
(del latín
«no se sigue») es una falacia en la cual la conclusión
no se deduce
(no se sigue) de las premisas. En sentido amplio, se aplica a cualquier
razonamiento inconsecuente. La conclusión desmesurada y la petición de principio son también tipos de
non sequitur.
10. Argumento
ad populum, argumentum ad populum (en latín,
'dirigido al pueblo') o sofisma populista, es una falacia
que implica responder a un argumento o a una afirmación refiriéndose a la
supuesta opinión que de ello tiene la gente en general, en lugar de al
argumento por sí mismo. Un argumento ad populum tiene esta estructura:
Para la
mayoría, A.
Por lo
tanto, A.
Los
argumentos ad populum se suelen usar en discursos más o menos populistas,
y también en las discusiones cotidianas. También se utiliza en política
y en los medios de comunicación aunque no es tan
poderosa como el argumentum ad hominem. Suele adquirir
mayor firmeza cuando va acompañada de un sondeo o encuesta
que respalda la afirmación falaz. A pesar de todo, es bastante sutil y para
oídos poco acostumbrados al razonamiento puede pasar inadvertido.
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