No
creía en la vida en el más allá, pero sí creía en Dios, pues el
argumento de primera causa, me parecía irrefutable. Pero a la edad de
dieciocho años, poco antes de ingresar en Cambridge, leí la
autobiografía de John Stuart Mill, en la cual explicaba cómo su padre le
enseñó que no se puede preguntar «¿Quién me creó?», ya que esta
pregunta conllevaría la de «¿quién creó a Dios?». Esto me llevó a
abandonar el argumento de la primera causa y a comenzar a ser ateo.
Bertrand Russell, Autobiografía de Bertrand Russell, 1967
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