domingo, 18 de septiembre de 2011

¿Y por qué no lo llamamos caverna?

¿Y por qué no lo llamamos caverna?

No, yo no tengo la sensación de vivir en una cárcel. Lo que si siento es que me rodea es la caverna. La caverna cuando paso al lado de un colegio concertado que hay al lado de mi casa con nombre de la "inmaculada concepción", con mi niño, camino del colegio público más lejano de mi casa, cerca de un kilómetro más allá. Y veo a todos los papás que llevan a la Pepas -Josefinas- en coche. Y cuando nos reúne la maestra del público, nos dice que se incorpora a clase una niña con un déficit de atención, que venía del "inmaculada concepción" donde alegaban que no había "especialistas",  junto con cinco niños sin escolarizar nuevos de etnia gitana, y con necesidades educativas especiales, que han sido repartidos entre los públicos de mi ciudad al cerrarse el centro de "la Oliva". No yo no vivo en una cárcel: lo que vivo es rodeado por la caverna. Y pensé: "las Pepas no quieren entre sus alumnos a los renglones torcidos de Dios". Me alegro que mi hijo se eduque en la realidad; pues los hijos de la caverna, ni siquiera saben que son caverna o carne de caverna.

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