miércoles, 5 de enero de 2011

Wall-e

De la acumulación primitiva del capital; de Marx a Schumpeter, pasando por Bertrand Russell.



Uno de los escritos de más fácil lectura de Marx, además de ser de  sumo interés, es la sección octava de El Capital. En él explica como ocurrió la acumulación primitiva del capital. Marx es un analista implacable. Estudia las realidades sociales, políticas y económicas de su tiempo: su lectura es inexcusable si de lo que tratamos es de entender el tiempo propio.  Estamos inmerso en una plena revolución tecnológica: en los últimos diez años se han producido cambios impresionantes y que con  la crisis estamos en  lugar privilegiado  para ser conscientes de los cambios ocurridos. Es por ello que parece una imperiosa necesidad hacernos una composición de lugar y leer a los clásicos de la economía política. En este caso, señalo dos viejos libros de utilidad: El Capital, de Karl Marx, y Capitalismo, Socialismo y Democracia, de Schumpeter. En el tráfago de esas lecturas, siempre es recomendable la filosofía lúdica, entretenida, irónica y divertida de Bertrand Russell, y su Elogio de la ociosidad. Tres análisis y estudios recomendables para entender algo sobre cómo hemos llegado a donde hemos llegado y a los que voy a hacer referencia en este breve ensayo. Anoche emitieron en TDT la fábula de Wall-e, con un sonido digital y alta resolución visual. Es una muy interesante reflexión sobre el futuro de la tierra, que llena de basura recuerda entre otras al "mundo feliz", de Adoux Huxley, a las novelas de Asimov, sobre la robótica; o incluso a el Gran Hermano orwelliano y al Kubrick de 2001, Una Odisea en el Espacio. Son los cambios digitales, de la información digital -una realidad inmaterial-, y que van a configurar una nueva estructura del mundo y de la realidad. Una revolución de la que somos ya plenamente conscientes. Si recordemos la famosa frase de Marx: "El telar de mano" crea la sociedad feudal, "el telar de vapor" crea la sociedad capitalista. ¿Qué tipo de sociedad se crea con la producción digital de mercancías? Pero, más aún. ¿Qué tipo de sociedad se crea con la información digital? La película de Wall-e es una parábola sobre el mundo que nos ha tocado vivir y sobre sus derroteros. 

Es preciso que nos remontemos a los inicios de éste mundo: a la "acumulación primitiva del capital". De ella de  nos habla Marx en El Capital y explica cómo esta se produjo. Hay dos párrafos antológicos de Marx, que son verdades como puños, que paso a escribir:

 "Según la historia real y verdadera, la conquista, la servidumbre, el robo a mano armada, el reinado de la fuerza bruta, son los que siempre han triunfado. Por el contrario, en los manuales de economía política es el idilio el que siempre ha florecido, jamás ha habido otros medios de enriquecerse que el trabajo y el derecho. En realidad, los métodos de acumulación primitiva será todo lo que se quiera, excepto materia de idilio. El escamoteo de los bienes de las iglesias y hospitales, la enajenación fraudulenta de los dominios del Estado, el robo de las tierras comunales, la transformación terrorista de la propiedad feudal en propiedad moderna privada, son los orígenes idílicos de la acumulación primitiva".

 Esto es, por un lado. Por otro, vamos a ver cómo surge la acumulación primitiva, realizada por la fuerza; a lo que lo hilamos a mis reflexiones anteriores, sobre cómo el heredero joven con intenciones de acumulación, con las nuevas mentalidades nietzscheanas (y sin olvidar a Schopenhauer) de Voluntad de Poder - ahora recuerdo, no sé porqué, a ese Azorín contemplativo finisecular en Monóvar - son la clave personal de donde surge el mundo de hoy.

 "la navegación y el comercio recibieron un gran impulso, que produjeron sociedades mercantiles, a las que los gobiernos concedieron monopolios y privilegios, medios poderosos para efectuar la concentración de capitales. Dicho régimen proporcionaba mercados a las nacientes manufacturas, cuya facilidad de acumulación se duplicó merced al monopolio del mercado de las colonias. Los tesoros directamente usurpados fuera de Europa por el trabajo forzoso de los indígenas reducidos a la esclavitud por el robo y el asesinato, volvían a la madre patria para funcionar así como capitales."

 He aquí los inicios del mundo de hoy y que hace presagiar futuros nada alagüeños, como el que nos presenta muy imaginativamente Wall-e, donde las máquinas, la robóticas, han tomado el poder, creando un mundo artificial para los hombres, en un crucero espacial y un planeta tierra repleto de basura. Sin duda, creo, como Bertrand Russell, en su "Elogio a la ociosidad", que el mundo sería mejor, más bueno, más habitable si las horas de trabajo humano fueran reducidas a cuatro. Con tales horas se crearían los bienes y servicios necesarios para una vida feliz: pues, no son muchas de las cosas que producimos y consumimos otra cosa que banalidades que nada añaden a la felicidad humana. Somos acaso más felices, en su conjunto, con tantos artilugios digitales, con la mejora de las comunicaciones, pantallas planas, equipos de Cine en casa y otras tantas cosas, como si no los hubiera. O quien dice que no los hubiera con solo cuatro horas de trabajo no existirían

"... con cuatro horas de trabajo al día deberían dar derecho a un hombre a los artículos de primera necesidad y a las comodidades elementales de la vida, y que el resto de su tiempo debería ser de él para emplearlo como creyera conveniente.". Posiblemente, lo que si ocurra, es que hemos torcido los valores.

2 comentarios:

Sigi dijo...

El ser humano ha evolucionado, más en las últimas décadas que en el último milenio pero ¿Para bien o para mal? Para bien para los países en desarrollo o desarrollados porque su "bienestar" ha mejorado, pero los subdesarrollados, están aún peor, más muertes, más enfermedades, más muertes, etc. Para mal, en muchos sentidos, sí, ya que el egoismo de ganar dinero nos está llevando a cometer barbaridades: sobreexplotación de recursos, consumismo excesivo, contaminación abusiva, corrupción, asesinato, etc. Esto puede haber venido por no controlar un capitalismo canibal y, al paso que vamos, no podemos descartar que algún día las máquinas nos semi-controlen. ¡Que el Sol nos coja confesados!

Jake dijo...

Gracias Sigi. Si eso es todo lo que está ocurriendo precisamente. Sé que te gustan los libros. Sobre la actitud personal que se puede tomar sobre esta situación que se describen yo planteo dos situaciones : una es la "de rebeldía". Esa la describe Albert Camus en el Hombre Rebelde. Toda una rebeldía frente a la creación. En este caso a la creación humana a la que ha llegado Occidente. La otra opción es la pasiva-contemplativa. La que hizo que Martínez Ruíz se trasformara en Azorín, cayendo en la abulia. Hay dos libros interesantísimos sobre esa transformación que me han gustado mucho y, si los lees, podemos comentarlos: La Voluntad y Antonio Azorín. Parece que no tiene que ver con esto de lo que hablamos. Pero yo que sí que lo tiene.